Ha muerto el artista Albert Porta a la edad de 79 años

De formación autodidacta, su obra partió del Pop británico y del arte psicodélico y alucinatorio al que se sumó la tradición magicista y onírica del grupo “Dau al Set”. Creó un lenguaje propio basado en un cosmos interior de fantástico signo que exploraba la dualidad entre el universo como totalidad y el mundo como individualidad. Su mitología personal de naturaleza autobiográfica se nutría de seres obsesivos, personajes extraños, eróticos y esotéricos, así como de signos cabalísticos en unas composiciones precisas y virtuosas que parecen surgidas de un sueño.

En 1962, conoce al galerista René Metras que le animará a desarrollar y continuar su trayectoria creativa. Se relacionó con jóvenes artistas de la ciudad y compartió su primer estudio con Jordi Galí y Silvia Gubern, donde organizan exposiciones en el jardín con Ángel Jové y Antoni Llena, formando el grupo “Jardí del Maduixer”. Presenta su obra por primera vez en “Presencias de nuestro tiempo” (1964); dos años más tarde, la exposición Galí, Fried, Porta (1966) se considera como una de las primeras muestras de arte pop local y finalmente en 1968 llega su primera individual, Alucinaciones (Galería René Metras). Ese mismo año, Porta es detenido y, tras pasar trece días en prisión Modelo de Barcelona, ​​es internado durante tres meses en el Hospital Frenopático. Allí uno de los pacientes del centro le llama por primera vez Zush, nombre que el artista adoptó.

Al inicio de su carrera como Zush (1968-2001), uno de los períodos de altísima creatividad fue el de Ibiza, entre 1968 y 1983, en el que experimenta con formatos y técnicas muy diversas, como la pintura fluorescente iluminada por luz negra. Afirmó: "Yo diría que en Ibiza, en lugar de estar bajo tierra (underground), se está en las nubes la mayor parte del tiempo". Progresivamente, crea su propio Estado, Evrugo Mental State , un territorio de libertad expresiva que materializa a través de pinturas, dibujos, esculturas, fotomontajes, collages, libros y arte digital. Establece su propio código de comunicación (alfabeto, himno, bandera, pasaporte, moneda) generando una relación singular entre su estado introspectivo y la realidad exterior. Gracias a una beca de la Fundación Juan March, en 1975 se traslada a Nueva York, repartiendo su tiempo entre esta ciudad, Ibiza y Barcelona, ​​donde actualmente residía. En 2001, Zush se desprende de la personalidad con la que había funcionado a lo largo de treinta y tres años de su carrera y durante la retrospectiva Zush.Tecura en el Museo de Arte Contemporáneo de Barcelona (MACBA) se convierte en Evru. Al reconvertirse dijo: "A Zush le subieron un poco los humos, sobre todo cuando el Museo Nacional Reina Sofía y el MACBA de Barcelona le dedicaron una gran retrospectiva. Estaba gordo, fofo y sólo pensaba en hacerse rico. Había caído en todas las trampas del mercado y la fama. Entonces le hice desaparecer". Si Zush se definía como artista “psicomanual digital”, Evru lo hizo como “artciemist”, o sea, artista, científico y místico.

Evru, fue uno de los pioneros del arte digital en el Estado español. Comenzó a aplicar esta tecnología en sus pinturas en los años 80 siendo Zush, y la utilizó a finales de esa década con técnicas aparentemente convencionales hasta creaciones realizadas mediante el tratamiento de imágenes por ordenador que sometía a manipulaciones, alteraciones y descomposiciones de construcción y deconstrucción, gracias a una avanzada tecnología.

La convicción por parte de Zush de la existencia de un artista dentro de cada uno de nosotros y que el arte es una terapia se manifiesta en sus propias palabras: “Todos tenemos nuestras pesadillas y una forma de curarse es sacarlos fuera y conseguir hacerte amigo de ellos”; frase que le acerca a las teorías freudianas. La obra de arte, pues, sirve para expresar deseos inconscientes y reprimidos por la mente, al igual que los sueños dan vida a los deseos censurados, oa las deformaciones sustitutivas. "La responsabilidad del artista es de mantener viva esta magia curativa." Siguiendo esta premisa nació su aplicación interactiva Tecura , que emprendió a partir de 1999. Con este programa Evru hizo realidad su lema "Arte para curarte", promoviendo la participación de grupos de personas con capacidades diversas.

El desbordante, personal y singular discurso de Zush/Evru -muy coherente durante toda su trayectoria- es de una riqueza iconográfica y mental tan rotunda y de una fuerza psicológica tan impactante que recuerda el proceso del automatismo psíquico de los surrealistas. Y es que su universo no se circunscribe simplemente a su obra plástica, sino que es el resultado de una actitud de vida. Convirtió su creación en una auténtica prolongación de su mente. Imaginativas figuraciones esotéricas, delirantes personajes, seres metamorfosados ​​en una ensoñación paranoica, textos caligráficos cifrados en un código privado... renacen en una proyección psíquica como respuesta a una necesidad vital de expresar la ebullición de sus vivencias existenciales.

Destacan exposiciones significativas como la Documenta de Kassel (1977) o las Bienales de Sâo Paulo (1967 y 1979), Sydney (1979) o Estambul (2019) y una larga trayectoria con museos y centros: Guggenheim (Nueva York, 1993), 1983, Mónica (Barcelona,1998), Museo Nacional Centro de Arte Reina (Madrid, 2000), Museo de Arte Contemporáneo (Barcelona, ​​2001), Sofía Today Art Museum (Pekín, 2007), MoMA Duo Lun (Shangai, 2007) o Museo de Arte Contemporáneo. La Fundación Suñol exhibió una individual en 2024 con el título Porta}Zush. 1961-1979 que mostró la génesis de su mitología y de su iconografía, así como la evolución de su trayectoria. La Colección Suñol posee un fondo extraordinario con más de 300 obras, reflejando la gran vinculación y admiración que Josep Suñol sintió por el artista. Igualmente, formó del equipo de artistas de la Galería Senda y con Volver a ser (Barcelona, ​​2020) reanudó su actividad artística después de unos años de retiro por asuntos de salud. También recibió varios galardones y reconocimientos: Premio Nacional de Grabado (1997), Premio Laus (1999), Premio Ciudad de Barcelona (2000) o Premio ACCA de la Crítica de Arte (2003).