Nostalgia de futuro: atravesando el colapso

Hay una nostalgia que no se dirige al pasado, sino a lo que todavía no ha existido. Una nostalgia de futuro, hecha de interrupciones, intentos, deseos que no llegaron a concretarse. Con esta idea como brújula, el Centro de Arte La Capella presenta dos exposiciones que dialogan con la incertidumbre y la transformación: Nostalgia de futuro: atravesando el colapso , comisariada por ArsGames (Luca Carrubba y Eurídice Cabañes), y Caixa sorpresa , a cargo del Grupo de Estudio . Ambas se inscriben en la convocatoria Barcelona Producció 2025 y se podrán visitar hasta el 18 de enero de 2026 .

En el Espai Capella, Nostalgia de futuro se erige en una arqueología especulativa de futuros interrumpidos. Carrubba y Cabañes parten de una constatación inquietante: habitamos un mundo en el que los imaginarios sobre el futuro han sido secuestrados, reducidos a escenarios de crisis. Aceptamos el colapso como horizonte cierto de nuestro tiempo, mientras ese mismo futuro se nos desvanece entre las manos. Pero es precisamente en esta orfandad donde puede emerger una nueva forma de imaginarlo.

Tres brújulas para nuevos imaginarios

La exposición propone un recorrido por futuros no realizados, pero todavía posibles, organizado en torno a tres ejes curatoriales que funcionan como brújulas conceptuales: permacomputación , holobionte y compuesto .
La primera imagina tecnologías que se adaptan y regeneran; la segunda, ecologías de simbiosis e interdependencia; y la tercera, procesos de transformación que convierten lo que se rechaza en semilla de futuro. Este marco, tanto poético como político, redefine la relación entre arte, tecnología y ecología: la tecnología deja de ser máquina de dominación para convertirse en organismo sensible.

Ecosistemas de arte y tecnología viva

Las obras que participan despliegan este pensamiento desde múltiples perspectivas. Xavi Manzanares activa ecosistemas sonoros autónomos; Oscar Martín Correa investiga la posibilidad de una composición más que humana; Hamilton Mestizo Reyes trabaja con microuniversos biológicos; Maria Ignacia Ibarra y Wladimir Riquelme Maulén recuperan la memoria fluvial y los saberes territoriales; Cooperativa Matajuego explora videojuegos ecológicos; Constanza Piña Pardo reactiva la memoria textil prehispánica en su Khipu electrotextil ; Andy Gracie combina ciencia y especulación para imaginar formas de vida ajenas; Rabía Williams convierte la voz en materia escultórica; y Francisca Silva y María José Díaz proponen una experiencia inmersiva donde el recuerdo ancestral se convierte en realidad virtual.

El montaje, a cargo de Meritxell Ahicart con el apoyo de Jara Rocha , refuerza la sensación de un organismo vivo en constante transformación. La muestra invita a atravesar el colapso no como un fin, sino como un espacio de aprendizaje y cuidado. “Entenderse como comunidades creadoras de tecnologías y, con ello, de discursos de futuro –afirman las comisarias– significa impulsar un futuro más allá de la crisis, en el que la resistencia, la vida y el saber se ponen en juego.”

El libro como grieta en el tiempo

El proyecto se expande más allá de la sala con el libro Nostalgia de futuro , publicado por ArsGames Edicions. Más que un catálogo, es una precuela literaria que precede y convoca la exposición, un archivo especulativo de relatos que entretejen ciencia ficción, crítica tecnopoética y poesía de datos. En sus páginas, el agua recuerda, las bacterias dialogan y el sonido teje memoria: fragmentos de un futuro que quizás ya existe en estado latente.

Una caja para pensar

En el Espai Rampa, la segunda propuesta de la temporada, Caixa sorpresa , despliega otro tipo de investigación. El Grupo de Estudio convierte a la curadoría en proceso vivo y abierto: un dispositivo expositivo diseñado por Estructuras 3000 que se activará en cuatro fases mediante convocatorias públicas . Cada apertura dará lugar a un proyecto diferente en torno a la participación y la incertidumbre como motor de pensamiento. Aquí, la exposición no es resultado sino camino: un espacio que se escribe a medida que se abre.

Con estas dos muestras, La Capella reafirma su apuesta por formatos experimentales y por la investigación colectiva como práctica curatorial. Nostalgia de futuro y Caja sorpresa comparten una misma pulsión: imaginar futuros que escapen de la catástrofe, habitar la fragilidad y repensar a la institución como lugar de vida compartida. Atravesar el colapso, quizás, significa esto: aprender a cuidarlo, a hacer del pasado una promesa y del futuro un espacio para seguir inventándonos.