Este verano, La Panera de Lleida presenta una nueva temporada de exposiciones que ofrecen miradas diversas sobre el arte contemporáneo, poniendo el foco en la percepción, el espacio y la creación colectiva. Hasta el 5 de octubre, el centro acoge cuatro proyectos que recorren desde el dibujo hasta la instalación, pasando por la edición y crítica visual, protagonizados por Almudena Lobera, Karlos Gil, Editorial Brillo y Miguel Bustos. Esta programación invita a vivir el arte como una experiencia activa que se despliega en diálogo con el territorio, la pedagogía y el público.
La Panera reafirma así su compromiso con una curaduría plural y rigurosa, trabajando con obras que exploran materiales, espacios y formas diversas de relacionarse con el espectador. Entre instalaciones que juegan con la memoria y la percepción, propuestas editoriales y actividades participativas, la temporada traza un recorrido que refleja los retos de nuestro tiempo desde muy diversas perspectivas.
Secuencia Plano Secuencia, 2025 © Almudena Lobera, VEGAP, Madrid, 2025
Almudena Lobera (Madrid, 1984) presenta Secuencia Plano Secuencia, una instalación inmersiva que transforma la arquitectura en un espacio de lectura visual. Un rango azul que recorre las paredes genera un efecto que evoca tanto el interior de una piscina como una estructura narrativa palíndroma. Este juego entre simetría y ambigüedad sitúa al visitante en un territorio intermedio entre lo físico y mental. Comisariada por Tiago de Abreu Pinto, la propuesta se inscribe en la trayectoria del artista, que explora la relación entre lenguaje, espacio y experiencia sensorial, profundizando en la percepción y la arquitectura como espacio de experimentación.
Por otra parte, Karlos Gil (Talavera, 1989) convierte la sala de columnas en el escenario de Need for Speed, obra que combina pasado agrícola, memoria industrial y la idea de una ruina inminente. Mediante esculturas, videoinstalaciones y materiales tecnológicos, Gil plantea una reflexión crítica sobre la aceleración, obsolescencia y desgaste como signos característicos del presente. La pieza central, Fade, es una videoinstalación grabada con dron en fábricas abandonadas y campos de Lleida, que se mezcla con imágenes de carreras clandestinas. Otras obras como Final Fantasy o Phantom Limbs completan un conjunto que invita a repensar el tiempo y la velocidad desde una mirada crítica y reflexiva.
Need for Speed, Karlos Gil
La propuesta editorial llega de la mano de Editorial Brillo, que ocupa el espacio del Centro de Documentación para reivindicar el libro como obra artística y como espacio de pensamiento visual. Comisariada por Anna Roigé (El Soleràs, Lleida, 1980), la exposición muestra publicaciones, maquetas, procesos y correspondencias que valoran el gesto editorial como un acto cargado de significado y complicidad entre artistas y editores. Esta muestra apuesta por la idea del brillo como una chispa de sentido que sobrevive a la saturación informativa y reivindica la edición como una práctica artística en sí misma, más allá de los dictados comerciales.
Brillo 4: eco, eco, eco eco. Elvira Amor. Brillo Editorial
Por último, Miguel Bustos (la Sénia, 1984) transforma el espacio miniPanera en un taller abierto donde el dibujo, el color y el humor se combinan para estimular la creatividad. Su propuesta invita a públicos de todas las edades a participar en una experiencia colectiva que permite intervenir, crear y transformar. Comisariada por Elisa Munsó, esta instalación conecta arte y educación desde una mirada cercana, poniendo énfasis en el proceso y el juego más que en el resultado final.
En definitiva, la programación de este verano en La Panera refuerza su apuesta por un arte inmersivo, la crítica visual y la creación compartida, siguiendo una línea curatorial plural, rigurosa y abierta al pensamiento crítico, haciendo valer el arte como una herramienta para frenar el ritmo acelerado de la vida contemporánea.
Dibuixar paisatge, Miguel Bustos (2025)