Hoy abre sus puertas un nuevo espacio dedicado a la memoria industrial y social de Inglés: el Museo de la Burés. Se podrán visitar varios espacios emblemáticos de la antigua fábrica, entre ellos la máquina de vapor, y conocer de cerca cómo funcionaba este engranaje que durante décadas marcó el ritmo de vida de una población entera.
El museo ocupa el edificio que antiguamente alojaba la máquina de vapor adquirida a principios del siglo XX, cuando los veranos secos del Ter ponían en riesgo la producción. Se trata de un elemento industrial construido por la Maquinista Terrestre y Marítima entre 1900 y 1901, que fue clave para mantener en marcha la fábrica pese a la irregularidad del caudal. Esta pieza, que sigue en funcionamiento y se encuentra en muy buen estado, ha sido preservada gracias al esfuerzo del Grupo de Estudios del Valle de Inglés, que entre 2000 y 2006 impulsaron su protección. Además, en 2010 el edificio fue reconocido como Bien Cultural de Interés Nacional, después de una rehabilitación a cargo del arquitecto Adrià Felip.
El vapor de la fàbrica Burés.
La historia de la fábrica comienza a finales del siglo XIX, cuando una familia de industriales del entorno de Barcelona decidió instalarse junto al río Ter para poner en marcha una fábrica textil. Con el agua como fuente de energía y aprovechando el contexto favorable de la época, se levantó una nave inicial en 1887 y posteriormente se añadieron otras dos, repartidas entre los tres miembros de la familia Burés. Con el tiempo, llegaron varias máquinas de vapor. La que hoy se conserva forma parte de un patrimonio muy poco habitual, comparable sólo con algunas máquinas que pueden verse en museos del Reino Unido.
El museo no sólo cuenta la historia de esta fábrica y su tecnología, sino que abre el foco hacia la trayectoria del pueblo de Inglés. Se repasan momentos destacados como el poblamiento prehistórico, el pasado medieval vinculado al Vizcondado de Cabrera y, sobre todo, el cambio de ritmo que supuso la industrialización. A partir de la creación de Burés, el municipio dejó atrás una economía básicamente rural y forestal para convertirse en un núcleo activo, con electricidad –fue el primer pueblo del Estado con alumbrado público eléctrico–, tren y una expansión urbanística que transformó el entorno. La fábrica también influyó en la construcción de viviendas tanto para la clase trabajadora como para los directivos y técnicos.
© Teresa Llordés
El recorrido museístico incorpora también una mirada hacia el paisaje y los recursos naturales de la zona. El bosque, el río y la riqueza geológica han sido decisivos para la actividad económica de Inglés, ya sea en forma de industrias derivadas de la madera (como la fabricación de lápices o palillos), la explotación minera de Osor u otros usos del agua como fuente de energía. Otra parte importante del museo es la que explica el funcionamiento interno de la fábrica: cómo se organizaba el trabajo, qué se producía y cómo evolucionó tecnológicamente. Esta sección se completa con una visita a la máquina de vapor y los espacios asociados, como carboneras y calderas.
Con la apertura del Museo de la Burés, Inglés recupera una parte importante de su historia y la ofrece al público de forma accesible y bien contextualizada. El museo permitirá entender mejor la relación entre el territorio, los recursos naturales y el desarrollo económico, acercando un patrimonio que ha marcado el ritmo de la vida local durante décadas.
© Teresa Llordés