Art Photo Bcn cierra hoy su 12ª edición en el Disseny Hub Barcelona, consolidándose como un punto de encuentro clave para artistas, galerías, coleccionistas y profesionales del sector. Con una mirada abierta y diversa sobre el panorama fotográfico actual, y este año con fuerte presencia femenina, el festival ofrece una programación completa que incluye feria, visionados, talleres, actividades abiertas y un espacio dedicado al photobook.
Hablamos con Isabel Lázaro , directora y comisaria de esta edición, que nos explica cómo año tras año se sigue configurando esta propuesta que combina talento consolidado y nuevas voces.
Nora Barnach. ¿Qué criterios te han guiado a la hora de comisariar esta 12ª edición de Art Photo Bcn?
Isabel Lázaro. Este año hemos querido apostar por una amplia visión del medio fotográfico y mostrar la diversidad de posibilidades que ofrece la imagen cuando se combina con la creatividad. Hemos puesto especial énfasis en visibilizar el trabajo de mujeres fotógrafas. A lo largo de estos doce años jamás habíamos conseguido que fueran mayoría. Por eso, este año, llevando el comisariado de forma más individual, decidí que fuera casi un requisito —en algunos casos incluso explícito con ciertas galerías— trabajar con fotógrafas.
NB. ¿Qué importancia tiene para ti que esta edición visibilice de forma tan clara el trabajo de mujeres fotógrafas?
IL. Es algo que he perseguido desde hace mucho tiempo, pero este año finalmente lo hemos logrado. Durante años existía la intención de dar más espacio a las mujeres fotógrafas, pero lo cierto es que, cuando abríamos convocatoria, las galerías que se presentaban solían mostrar mayoritariamente autores hombres. Por eso, este año decidimos no abrir convocatoria, sino que fuimos nosotros quienes salimos a buscar activamente las galerías. Queremos asegurarnos de que trabajaban con fotógrafas cuyas propuestas nos parecieran relevantes y con miradas diferentes, y así garantizar una presencia femenina significativa.
Cohesive Echoes, Cristina Hernández Montero. NoHo House
NB. ¿Quiere mantener esta línea en el futuro, más allá de esta edición puntual?
IL. Sí, totalmente. Creo que es una deuda que todos los eventos artísticos tenemos con la historia, reparar el silencio que ha existido para con las mujeres desde los inicios de la humanidad. Es un reto necesario y, además, bonito de llevar adelante. Sin embargo, también hay que decir que todavía cuesta un poco más, y esto es triste. Todavía existen muchas galerías que no representan a ninguna mujer artista, sea fotógrafa o de otra disciplina.
NB. En este sentido, ¿cómo hizo la selección de artistas y galerías?
IL. Normalmente, abríamos una convocatoria, se presentaban proyectos, pasaban por un comité de selección y, a partir de ahí, salía el conjunto de galerías que acababan exponiendo. Pero esta vez, como teníamos las fechas cerradas con mucha antelación, pudimos permitirnos hacer una investigación más a fondo, a nivel internacional. Hemos buscado galerías de todo tipo y de muchos sitios, desde espacios muy consolidados hasta propuestas más jóvenes y recientes.
Por ejemplo, participa Parkinz, que es la primera vez que forma parte del festival porque la iniciativa acaba de nacer. También hay NoHo House, una galería bastante joven de Barcelona. La galería de Beatriz Pereira, por ejemplo, no tiene sede fija, es otro modelo de trabajo; lo mismo ocurre con Inéditad Gallery. Y junto a estas propuestas más novedosas, también contamos con galerías de trayectoria sólida como Camera Work, que tiene un recorrido impresionante; Terreno Baldío, desde México; o Taché Art Gallery, de Barcelona.
NB. Algunos festivales eligen cada año un eje temático y seleccionan expositores que le sigan. ¿Cómo lo aborda en ArtPhoto?
IL. Esto siempre me ha parecido algo limitante. Los festivales que buscan una temática concreta normalmente organizan exposiciones de carácter divulgativo, pero no ferias que fomenten el circuito comercial del arte. Cuando trabajas con galerías, ponerles esta limitación temática es restringir demasiado la oferta que habrá en la sala, quedarse con un espacio muy pequeño de la realidad. Hay festivales que también limitan por técnica: fotografía digital, analógica o experimental. Nosotros pensamos que cuanto más abierto esté el abanico, más interesante es mostrar la amplitud de la fotografía.
Apple of Sodom, Alex Domènech. Inéditad Gallery
NB. Hay artistas que participaron en ediciones anteriores a través de los visionados y que ahora vuelven representados por galerías. ¿Es un poco ésta la misión inicial del festival?
IL. Exacto, éste es uno de los papeles del festival. Lo que queremos es que exista una proyección real hacia el futuro para los artistas, especialmente los más jóvenes. De hecho, todo el festival nace en torno a los visionados. Con el tiempo, muchos de los que participaron en los visionados hace años han ido desarrollando su carrera y encontrando su sitio dentro del circuito artístico. Y esto nos hace mucha ilusión, ver cómo autores que en su día considerábamos emergentes —aunque no es una palabra que nos encanta, porque no siempre tiene que ver con la edad, sino más bien con la trayectoria— han ido creciendo y construyendo un camino propio.
Cuando vemos que ahora están representados por una galería, son casi los primeros a los que vamos a buscar. Para nosotros es como si volvieran a casa, y eso es muy bonito, porque significa que algo hicimos bien en su momento a la hora de seleccionarlos.
NB. En el contexto cultural actual, mantener un festival durante doce años es ya todo un éxito. ¿Cuáles crees que han sido las claves no sólo para resistir, sino para seguir creciendo?
IL. Más que crecer, lo que queremos es consolidarnos. Empezamos con ocho expositores en la primera edición. Ocho valientes, como digo siempre, que sin tener ninguna referencia se lanzaron a participar. Creo que lo que hemos hecho ha sido consolidar el festival como un punto de encuentro, que cada vez más gente lo conozca, que les suene. Creo que una de las claves ha sido tener un equipo con gente muy motivada, muy inmersa en el circuito y que hace de nexo de unión entre todas las patas del festival. También tenemos la plataforma online, que desde la pandemia hemos ido desarrollando y que permite que, una vez terminado el festival, se pueda seguir viendo todo lo expuesto. Estará disponible hasta el 30 de julio, permitiendo ver las obras con detalle y ampliarlas.
También nos ayuda a que nuestra fuente de financiación sea bastante diversa, contamos con subvenciones de tres entidades diferentes, lo que nos da una cierta estabilidad. Y más allá de todo esto, hay algo que es clave para nosotros, y es que el festival está pensado completamente a escala humana. Es la feria más asequible del circuito, tanto a nivel nacional como internacional. Cuidamos nuestros expositores, porque para nosotros el cliente es el expositor. Y esto implica cuidarle en los precios, en la calidad del evento, en el trato, en facilitarles el trabajo.
Tribute to the Arctic, Michaela Weber. Camera Work
NB. ¿Qué implica la entrada de marcas como Xiaomi o Canon en el festival por primera vez?
IL. Este año les damos un espacio integrado de forma creativa. No es una feria de muestras como otras dedicadas a cámaras o conceptos similares, sino más bien un espacio para mostrar de qué es capaz ese producto. En el caso de Xiaomi, vienen con un proyecto de tres autores, y su idea es centrarse en cómo despertar emociones a través del móvil. Es un concepto muy amplio, pero con la obra de estos tres autores se va a demostrar perfectamente. Por su parte, Canon presenta una embajadora que compartirá su experiencia con la cámara Canon.
NB. En este sentido, ¿cómo ves la fotografía tomada con móvil? ¿La consideras más una democratización del medio o un riesgo artístico?
IL. Es que la fotografía nace ya como una revolución tecnológica en sí misma. Por tanto, la fotografía con móvil o con inteligencia artificial es simplemente otra revolución más. Cuando llegó la fotografía digital, parecía que la analógica iba a morir, pero no fue así, sencillamente se ampliaron las herramientas de trabajo que tenemos con la cámara.
Da igual si la cámara está en un móvil, en una cámara de rollo, digital o instantánea. La magia está en la imagen, en la persona que la piensa, la hace, la encuadra y la retoca. Por lo general, los cambios nos asustan o pensamos lo peor, pero al final todo es una adaptación y todo acaba aportando cosas buenas. Hemos pasado por varias oleadas de cambios que muchos pensaban que serían apocalípticos, y al final no ha sido así, porque quien manda siempre sigue siendo la persona, sus decisiones y su creatividad.
Banyuls-sur-Mer Portbou, Sanspí. Taché Art Gallery
NB. ¿Cómo ves la relación entre el arte fotográfico y el coleccionismo?
IL. En el mercado español todavía vamos bastante atrasados si nos comparamos con otras realidades. No hace tanto, hace unos quince años, ibas a una galería a preguntar qué fotógrafos tenían o si trabajaban con fotografía, y muchas te decían directamente: "No, no, yo no trabajo con fotografía". Hasta hace relativamente poco, era muy difícil encontrar fotografía en las galerías españolas, a menos que fueran galerías especializadas, que funcionaban dentro de otro circuito.
Pero con los años esto ha ido cambiando. Cada vez hay más galerías que apuestan por la fotografía, y esto va ligado también a un creciente interés por parte del coleccionismo nacional. Lo curioso es que estamos detectando una tendencia bastante particular, las galerías especializadas en fotografía comienzan a desaparecer en España. Lo que está ocurriendo es que tanto la producción como la demanda de obra fotográfica se están integrando dentro de galerías generalistas, más transversales en lo que se refiere a los medios. Y esto es algo que en otros países no ocurre y las galerías especializadas se mantienen con fuerza.
NB. ¿A qué crees que se debe esa diferencia?
IL. Creo que debe tenerse en cuenta que aquí la realidad fotográfica ha ido mucho en paralelo a la realidad política. Mientras en países como Francia la gente ha contado con una serie de ayudas, de infraestructuras y de convicciones en torno a la fotografía, aquí estábamos a años luz. El mercado se adapta a la demanda y también al conocimiento del medio. Por eso es tan importante hacer valer la fotografía y la imagen que se está haciendo ahora, que es mucho más múltiple y diversa que antes.
GÜERA, María Moldes. Parkinz