El regreso de la mirada. La tarea política de narrar de Paloma Polo , Expaña 365 de Isaías Griñolo y Visto pero no visto de Trinh T. Minh-ha. La Virreina Centro de la Imagen ya está vestida para adentrarse en los últimos meses de 2025. La nueva exposición de Trinh T. Minh.ha comisariada por Manuel Borja-Villel acerca la filmografía de una autora que presenta, por primera vez en el Estado español, una exposición dedicada a su obra.
Trinh T. Minh-ha es cineasta, compositora, poeta, escritora, crítica literaria y docente. Nacida en Hanoi en 1952, es considerada por todas partes como una de las grandes voces del cine independiente. Profesora en la Universidad de Berkeley hasta el 2022, lleva más de cuatro décadas creando ensayos audiovisuales —o etnografías fílmicas— marcados por una mirada profundamente subjetiva, registrados en territorios que van de Senegal, Burkina Faso, Togo y Malí hasta Vietnam, China o Japón.

Convertida en una directora de culto, su obra es fundamental en los imaginarios poscolonials y feministas. Ha desplazado los límites entre el documento y la ficción, hasta construir lo que alguien llamó “cine etnográfico experimental”.
En la mayoría de sus películas, no encontramos grandes dramas, sino la vibración íntima de lo cotidiano: gestos menores, ritmos lentos, fragmentos de vida que, al ser filmados, se convierten en revelación. Una cámara que escucha y mira, que nos hace conscientes de la belleza silenciosa del mundo. Hasta ahora ha realizado nueve filmes: Surname Viet Given Name Nam (1989), Shoot for the Contents (1991), Tale of Love (1995), The Fourth Dimension (2001), Night Passage (2004), Forgetting Vietnam (2016) y What About (2022), a los que cabe sumar las obras mencionadas previamente.
Su trabajo nace y respira feminismo. La presencia de las mujeres —que reclaman una mirada libre de heroicidades y más cercana a la complejidad de las relaciones humanas— es inseparable de su práctica. Feminismo, en su obra, es tomar conciencia de todas aquellas voces silenciadas y abrir espacios para que su palabra pueda, finalmente, resonar.
Es también una apuesta radical por lo cotidiano: ese terreno donde el tiempo se despliega en capas y donde no hay sitio para el «yo lingüístico», la figura de autoridad vinculada a una razón eurocentrada que pretende imponer universalidad y verdad al conocimiento abstracto. En sus imágenes, el poder se desplaza: es lo íntimo, aparentemente menor, lo que se convierte en revelación.
Los filmes de Trinh T. Minh-ha desafían las convenciones narrativas: son anticlimáticos, sin una línea argumental que gobierne el relato ni una jerarquía que lo ordene. Ningún sentido prevalece sobre otro. Tal y como afirma ella misma, se mira tanto con los ojos abiertos como con los ojos cerrados.
El sonido tampoco tiene la función de reforzar un realismo visual: el silencio habla con la misma intensidad y se despliega bajo su propia lógica. No hay ausencias, no hay vacíos: todo es presencia y materia. Es en esta aparente paradoja donde reside parte de su belleza.
Visto pero no visto es el título que la autora ha escogido para esta exposición. En el juego sutil entre lo que se muestra y lo que se resiste a ser visto, se abre un espacio para otra forma de mirar: más atenta, más crítica, más libre.