En 2014 la ciudad de Granollers embelleció con una espectacular obra de Aryz, un joven artista del Vallès Oriental, en una pared medianera de la calle Roger de Flor. Una intervención que iba en paralelo a una importante mirada internacional del artista con obras esparcidas por diferentes rincones del mundo. Preludio es ahora la primera exposición individual que abrirá temporada en la Galería Senda con obra de un reconocido Aryz - Octavi Arrizabalaga.
La Galería SENDA inauguró Preludio , la primera exposición individual de Aryz en su espacio. El artista presenta una selección de óleos de gran formato que, desde una perspectiva contemporánea, establecen un diálogo vivo con algunos de los grandes maestros de la pintura que han marcado su trayectoria y su universo creativo. Lejos queda ese momento inicial con el arte del grafito por espacios de la comarca del Vallés, creando con el paso de los años unos murales espectaculares y reconocidos, también gigantes, donde combina seres humanos con animales y colores surrealistas, incluyendo también tonos apagados, simbología ósea, con una estética emotiva y ambivalente.

Cuerdas paralelas (2023-24).
Desde una mirada actual, Aryz valora la herencia de la pintura tradicional y pone de relieve el oficio del pintor como una vía legítima de expresión y transmisión cultural. Preludio se presenta, en su esencia, como un enlace entre el pasado y el presente: un retorno intencionado a la tradición pictórica que actúa como introducción o prólogo de una propuesta artística más experimental, todavía recelosa de mostrarse por completo.
"Sentía la necesidad de crecer como artista y experimentar con mayor libertad. No quería que se me conociera sólo para pintar paredes", explica Aryz, que entiende el estudio como un espacio de libertad radical donde tiempo y técnica convergen para favorecer una búsqueda más personal y exigente. Su reciente producción refleja precisamente esta voluntad de adentrarse en el oficio del pintor, explorando tanto sus aspectos técnicos como su dimensión cultural.
Ya han transcurrido veinticinco años de este nuevo milenio, y Aryz se ha consolidado como una figura imprescindible en el ámbito del arte urbano. Su trabajo, presente en múltiples países, se despliega en grandes formatos cargados de simbolismo. Sus composiciones suelen presentar figuras humanas o animales, con una paleta cromática que alterna tonos apagados y toques de surrealismo. Entre los motivos recurrentes de su obra aparecen los huesos, así como personajes que muestran vísceras, órganos internos o esqueleto a la vista. Sea como sea como se etiquete su producción, Aryz se mantiene fiel a las técnicas tradicionales del arte callejero, utilizando pinceles, sprays, rodillos y otras herramientas propias del oficio.

El almuerzo (2024-25).
Aryz ha destacado por la creación de murales de gran formato, una práctica que le ha situado rápidamente entre los nombres más reconocidos del arte urbano. Para el artista, pintar formas en una pared no es más que un pretexto para jugar con la distribución del color, y suele rehuir la voluntad de transmitir un mensaje explícito en sus obras.
Las obras reunidas en Preludio adoptan la forma de collages pictóricos: complejos ensamblajes donde fragmentos de la historia del arte conviven con gestos contemporáneos y referencias visuales de procedencias diversas. De este modo, detalles de La Sainte Famille avec Sainte Élisabeth et le pequeño Saint Jean de Simon Vouet, la luz emblemática del Matrimonio Arnolfini de Jan van Eyck o Las tres gracias de Rubens se reinterpretan en composiciones que rompen con la cronología para construir un espacio iconográfico en constante revisión.
El proceso creativo de Aryz –basado a sumar, eliminar y transformar imágenes– le permite transitar con naturalidad entre la reverencia y la ironía. Sus pinturas evocan ecos de Manet, Degas, Calder, Hals o incluso Jeff Koons, pero no como citas literales, sino como ecos que se disuelven en un lenguaje personal, libre y crítico.

Los galeristas (2023-25).
Entre las piezas más destacadas de la muestra, Los galeristas (aceite sobre lienzo, 300 x 320 cm, 2023–2024) despliega una estética que parece surgida de los primeros tiempos de la fotografía en color, con reminiscencias de la escenificación glamurosa de Slim Aarons. Pero esta alusión nunca es ingenua: los retratos de esas élites resplandecientes reviven en los personajes de Aryz, ahora transfigurados por una ironía sutil para resquebrajar el aura solemne y deja entrever la fragilidad que se oculta tras la fachada del lujo.