El dibujo como pensamiento en acción y memoria visual en el legado de Manuel Puig

Museos de Sitges - y, con ellos, toda la ciudadanía sitgetana- tienen motivos para celebrar la recuperación de la Sala Barcos del Palau Maricel destinada a las exposiciones temporales. A pesar de sus modestas dimensiones, este nuevo espacio rectangular representa un desafío conceptual, logístico y pedagógico para cualquier curador que quiera concebir un proyecto expositivo artístico. Sin embargo, ya están cobijadas las siguientes dos exposiciones temporales: La figura enmarcada. Obras singulares de la Colección Casacuberta Marsans (desde el 5 de julio a 29 de septiembre de 2024) y El Amigo de las Artes. Arte y poesía en Sitges, 1926-1929 (desde el 22 de noviembre de 2024 a 16 de marzo de 2025). Actualmente, podemos ver la tercera apuesta expositiva titulada El elogio del dibujo. La colección Manuel Puig (16 mayo 2025 a 19 octubre 2025), bajo la experiencia de los curadores Bonaventura Bassegoda y Francesc Quílez.

• Interior de la sala. Parte de relatos, historias y narraciones.

Esta muestra coral de setenta y dos dibujos conforman el preciado legado patrimonial del dr. Manuel Puig i Costa (1951), un destacado cirujano catalán y académico de la Real Academia Europea de Doctores (2017). Una colección de dibujo diacrónica que, por primera vez, se presenta en formato expositivo gracias a la política de difusión del Consorci de Patrimoni de Sitges. Desde este trasfondo, sus comisarios -autores intelectuales- han sabido resignificar y valorar la relevancia del dibujo como disciplina artística, método pedagógico, proceso creativo, sistema de pensamiento cinestésico y experiencia estética.

Una vez traspasado al interior de la Sala Barcos, el espectador/a permanece inmerso ante un conglomerado de dibujos de diferentes épocas (desde el s. XVI hasta el s. XX), estilos y técnicas (lápices, carboncillo, pastel...), instalados en la pared de forma muy orgánica que, muchas veces, te hace recordar a una coneja. Asimismo, a lo largo de los dos subespacios bien aprovechados, un puñado de dibujos de nombres de artistas occidentales bastante reconocidos (Carles Casagemas, Erich Heckel, David Hockney, Fernand Léger, Bartolomé Esteban Murillo, Juan Miró, Pablo Ruiz Picasso, Auguste Rodin, Andy Warhol…) intercambian entre ellos y con el género con el género (academias, retratos, naturalezas muertas y paisajes), historias bíblicas, relatos históricos, mitologías, sueños y sensibilidades estilísticas.

• Mela Muter. (1910). Desnudo femenino © Archivo fotográfico del Consorcio del Patrimonio de Sitges

Pese a la larga pléyade de obras de hombres artistas, en la muestra se puede constatar la insólita presencia de cinco dibujos de cinco mujeres artistas de la altura de una Mela Muter con el estudio Desnudo femenino (1910), Natalia Gontxarova con un dibujo al guaix con collage de tejidos titulado Lerrena (1916 1894) bastante introspectivo, Remedios Varo con una obra surrealista titulada L'escura-chimeneas (1940) y Paula Rego con su Retrato femenino (1991). Mujeres artistas que desde el arte plástico han reafirmado y reivindicado su autoría y condición profesional, a través de la centralización de la mujer como leitmotiv en sus retratos y autorretratos femeninos y, a la hora de desarrollar temas proscritos como la representación del nudo, entonces reservados a los hombres artistas.

• Suzanne Valadon. (1084). Autorretrato. © Archivo fotográfico del Consorcio del Patrimonio de Sitges

Siguiendo el párrafo anterior, deberíamos preguntarnos sobre las razones de esta escasa nómina de mujeres artistas en la colección de Manuel Puig. Sin querer especular de posibles respuestas que pueden levantar polvareda, cabe decir que hasta los años sesenta del siglo pasado, la capacidad creativa y credibilidad profesional de la mujer artista ha sido cuestionada, marginada y silenciada por la institución del Arte. En este trasfondo, hay que añadir a la curadora y crítica de arte Elina Norandi que, en su libro Cent dos artistas (2020), rescata y da visibilidad a toda una historia de mujeres artistas catalanas -entre los siglos XIX y XX- silenciadas y relegadas al ámbito del hogar y los cuidados.

Antes de cerrar este artículo, debe incidir que la diversidad de técnicas y temáticas de los dibujos aquí expuestos, enfatizan el dibujo como método reflexivo y procesal ligado a la conexión entre el ojo y la mano, que en palabras de la docente de la Escuela Superior de Artes Plásticas y de la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Barcelona; Amelia Romo, ayuda a mejorar la atención, reforzar la capacidad de observación y percepción y, al mismo tiempo, experimentar de forma flexible, sin tener miedo a equivocarse. En otras palabras, en todo proceso creativo de una obra de arte, artesanía, o bien diseño, el dibujo analógico o digital potencia un pensamiento en acción que, al menos, se inserta detrás de deseos, estéticas, ideas, inquietudes, sentimientos, etc.

• Juan Gris. (1925). Guitare et compotier © Archivo fotográfico del Consorcio del Patrimonio de Sitges

Y, para finalizar, en el conjunto de la muestra, debe mencionarse el acierto de conectar los intereses, deseos y gustos estéticos personales del coleccionista que, al fin y al cabo, contribuye a determinar una particular historia del arte y un claro compromiso con el arte. En este orden, el dr. Puig incidió en su discurso de ingreso como académico (24 de enero de 2017) que "... el coleccionismo define el gusto y los valores de una época. Lo que se colecciona dice mucho de la transformación social de una época determinada". Afirmación que constata, en mi opinión, la construcción sesgada de la teoría del arte, teoría del gusto y experiencia estética occidental hacia unos determinados criterios y valores proveniente de personas expertas del sector. Un consenso que, parafraseando a Hume, se mueve entre una experiencia estética más empírica y la necesidad preservativa de ser normalizada y codificada.