El CaixaForum de Barcelona presenta una exposición centrada en Rubens y los artistas de su entorno, poniendo el acento en cómo su legado fue clave para impulsar una renovación artística que dio lugar a una nueva forma de entender y hacer pintura.
Junto a Rubens encontramos nombres como Van Dyck, Jordaens, Brueghel o Teniers, artistas que no sólo compartían estilo y época, sino también una misma voluntad de experimentación visual y una forma particular de utilizar la pintura para expresar emociones, explicar mitos, abordar cuestiones religiosas y reflejar el poder político. El CaixaForum reúne unas sesenta obras procedentes del Museo del Prado, algunas de las cuales han sido restauradas especialmente para esta ocasión.
Mercat i bugaderia a Flandes, Jan Brueghel el Vell i Joost de Momper II (c.1620) © Museu Nacional del Prado. Arxiu Fotogràfic
La muestra puede visitarse hasta el 21 de septiembre, y es una oportunidad para descubrir piezas destacadas como La Inmaculada Concepción, El nacimiento de Apolo y Diana o El juicio de París, pero también otras menos conocidas del fondo del museo madrileño. La exposición se construye en torno a un recorrido temático articulado en siete ámbitos que organizan las obras según ideas clave: Pasiones divinas, Imagen y contrarreforma, La creación cautivadora, Mecenazgo y coleccionismo, Arte y propaganda, Rostros y personalidades y Dentro y fuera y Naturaleza muerta, naturaleza viva.
Concert d’aus, Jan Fyt (1661) © Museu Nacional del Prado. Arxiu Fotogràfic
Uno de los aspectos más interesantes es observar cómo algunos de los discípulos de Rubens supieron aprovechar su influencia para acabar desarrollando una voz propia. Un buen ejemplo es el diálogo entre dos piedades, una de Van Dyck y otra de Jordaens, que se exponen una junto a otra y permiten ver claramente tanto la huella del maestro como las diferencias estilísticas que definen a cada autor.
La capacidad de Rubens para marcar una época va más allá de su talento individual: contribuyó a dar forma a un entorno creativo que hizo del barroco flamenco uno de los momentos más interesantes y ricos visualmente de la cultura occidental. Esta huella compartida queda especialmente bien reflejada en obras como el retrato de Isabel Clara Eugenia, realizado conjuntamente por Rubens y Brueghel, que ejemplifica cómo la pintura también funcionaba como herramienta para comunicar mensajes políticos y proyectar poder.
La infanta Isabel Clara Eugenia, Pedro Pablo Rubens i Jan Brueghel el Vell (c.1615) © Museu Nacional del Prado. Arxiu Fotogràfic
Uno de los puntos de inicio más potentes de la visita es la recreación del taller de Rubens, que permite entender mejor cómo se trabajaba colectivamente y cómo este tipo de entorno fomentaba una dinámica creativa compartida. Más allá de las piezas y de los nombres propios, la muestra transmite muy bien cómo los artistas flamencos del barroco utilizaron la pintura para mirar al mundo, pensarlo y contarlo con una fuerza visual que aún hoy conserva todo su atractivo.
El judici de Paris, Pedro Pablo Rubens (c.1638) © Museu Nacional del Prado. Arxiu Fotogràfic