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Exposiciones

De gestos y pantallas: Warhol y Pollock se enfrentan en una exposición inédita

Entre el 21 de octubre de 2025 y el 25 de enero de 2026 el museo acogerá una exposición que pone de relieve los puntos de conexión entre estos dos influyentes artistas estadounidenses.

Jackson Pollock, Figura sin forma, 1953, © Museum Ludwig, Cologne/ Préstamo permanente de la Fundación Peter e Irene Ludwig 1985.
De gestos y pantallas: Warhol y Pollock se enfrentan en una exposición inédita
bonart madrid - 27/10/25

La obra de Andy Warhol y Jackson Pollock constituye un eje fundamental para comprender las transformaciones radicales que experimentó el arte del siglo XX. Ambos creadores, considerados figuras esenciales en la evolución de la pintura contemporánea, introdujeron cuestionamientos profundos sobre las nuevas estrategias espaciales y el papel de la imagen dentro del lienzo. Aunque a primera vista sus lenguajes artísticos parecen situarse en extremos opuestos, la monumentalidad gestual y expresiva de Pollock frente al imaginario icónico y mecánico de Warhol, una observación más detenida revela afinidades significativas.

  • Andy Warhol, Jackie II, 1966, © Staatsgalerie Stuttgart, Graphische Sammlung, erworben 1968 Land Baden-Württemberg.

El Museo Nacional Thyssen-Bornemisza presenta una ambiciosa exposición del 21 de octubre al 25 de enero que pone en diálogo la obra de dos figuras esenciales en el arte del siglo XX, Andy Warhol y Jackson Pollock, acompañadas por la de otros y otras artistas que, en ese mismo periodo histórico, se enfrentaron a desafíos similares. La muestra aborda las profundas transformaciones que afectaron a la práctica pictórica, evidenciando cómo estos creadores replantearon las estrategias espaciales tradicionales y exploraron nuevas formas de concebir el cuadro. A través de un conjunto diverso de piezas, el museo invita a revisitar un momento crucial para la evolución del arte contemporáneo, marcado por la expansión de los límites físicos, conceptuales y perceptivos de la pintura.

Tanto Warhol como Pollock se enfrentaron de manera directa a los límites de la tradición pictórica. Sus obras, que a menudo recurren a grandes formatos, amplían la experiencia del espectador y redefinen la relación física con la superficie pictórica. Además, comparten una preocupación sostenida por la dimensión espacial de la pintura, explorando modos alternativos de concebir el cuadro como lugar de acción, producción industrial o experiencia inmersiva.

La exposición reúne un conjunto excepcional de más de cien obras, muchas de las cuales se presentan por primera vez en España. Estas piezas proceden de alrededor de treinta instituciones culturales de referencia en Norteamérica y Europa, lo que permite ofrecer una panorámica internacional amplia y rigurosa. El recorrido incluye trabajos emblemáticos de Warhol y Pollock, junto con creaciones de otros artistas fundamentales como Lee Krasner, Helen Frankenthaler, Marisol Escobar, Sol LeWitt y Cy Twombly, cuyas aportaciones resultan esenciales para entender la complejidad de este periodo artístico.

  • Mark Rothko, Sin título (Verde sobre morado), 1961, © Kate Rothko Prizel and Christopher Rothko, VEGAP, Madrid.

Entre las obras destacadas se encuentran Marrón y plata I de Jackson Pollock, Express de Robert Rauschenberg y Sin título (verde sobre morado) de Mark Rothko, pertenecientes a la colección Thyssen. Esta selección, heterogénea en enfoques y estrategias formales, subraya la riqueza de la producción artística del siglo XX y permite apreciar la diversidad de lenguajes que redefinieron el panorama pictórico en un contexto de profundas transformaciones estéticas.

Seis espacios crean la exposición en el Museo Nacional Thyssen-Bornemisza de Madrid

La exposición Warhol, Pollock y otros espacios americanos se articula en seis secciones distribuidas en la planta baja del museo, con un recorrido que invita a explorar de manera progresiva las diversas transformaciones del espacio pictórico durante el siglo XX. El itinerario se inicia con el apartado titulado El espacio como negociación: figura y fondo, que reúne obras tempranas de Pollock y Krasner, junto con piezas iniciales de Warhol como sus icónicas Two Coca-Cola Bottles. Este primer núcleo evidencia la tensión constante entre representación y abstracción.

  • Andy Warhol, Coca-Cola [2], 1961, © The Andy Warhol Museum, Pittsburgh; Founding Collection, Contribution Dia Center for the Arts.

El segundo capítulo, Rastros y vestigios, presenta trabajos de Audrey Flack, Marisol Escobar, Anne Ryan, Perle Fine y Robert Rauschenberg, además de Warhol y Pollock. En estas obras la figuración comienza a desdibujarse y a ocultarse, generando superficies en las que lo reconocible se transforma en señal o residuo.

La tercera sala, bajo el título El fondo como figura, está protagonizada por algunas de las propuestas más célebres de Warhol, como Un solo Elvis (1964), donde los motivos representados parecen suspenderse sobre fondos inestables y en disolución. Se exhiben también series fotográficas y trabajos experimentales de Sol LeWitt, Cy Twombly, Hedda Sterne, Krasner y Pollock, que examinan el dinamismo de la superficie visual.

El cuarto espacio, Repeticiones y fragmentos, se centra en la serialidad y la multiplicación mecánica del motivo, un territorio ampliamente cultivado por Warhol en obras como Flores (1964) o en sus representaciones de accidentes automovilísticos. El análisis de la reiteración se convierte aquí en una herramienta crítica sobre la cultura de masas.

  • Andy Warhol, Flores, 1964, © Colección Sonnabend Homem Collection. Cortesía de la Fundación Colección Sonnabend.

A continuación, Espacios sin horizontes reúne ocho de las pinturas oxidadas de Warhol, creadas mediante procesos químicos con fluidos corporales del propio artista. Estas piezas dialogan con la producción tardía de Pollock, aludiendo a la disolución final del gesto y a la compleja relación entre control y azar.

El recorrido concluye con El espacio como metafísica, un capítulo dedicado a las últimas investigaciones de Warhol, donde la desaparición total de la figura abre paso a un territorio abstracto y casi contemplativo. Este cierre subraya la evolución radical de la imagen a lo largo de la muestra y la manera en que estos artistas redefinieron la experiencia del espacio en la pintura contemporánea.

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