El Archivo Fotográfico de Barcelona inaugura una nueva exposición y lo hace de la mano de una de las figuras más singulares de la Gauche Divine —aquello movimiento irrepetible que sacudió la Barcelona de los años sesenta y primeros setenta, un mundo de creatividad incandescente bautizado con ironía por Joan de Sagarra.

César Malet. Autorretrato. Ironía, estética y pasión es el título de la muestra que se podrá visitar del 19 de noviembre al 25 de mayo de 2026. Comisariada por Laura Terré, la exposición recupera la trayectoria de un fotógrafo barcelonés nacido hacia 1940 y desaparecido en 2015, considerado una de las voces más personales. Integrando de pleno derecho de la gauche divine, Malet compartió espacio y espíritu con ese grupo de intelectuales, artistas y creadores que transformaron la vida cultural de la ciudad y le dieron una nueva mirada.
Su producción es inmensa. El Archivo Fotográfico de Barcelona conserva más de 11.000 imágenes que documentan la moda, la publicidad, la vida urbana y la nocturna, así como retratos de algunas de las figuras más representativas del panorama cultural. En el ámbito de la moda, Malet supo romper moldes y alejarse de las convenciones visuales de la época: su objetivo buscaba una modernidad inquieta, contundente, siempre abierta a la experimentación. En 1960 abrió un estudio especializado en publicidad y moda que pronto se convirtió en un pequeño laboratorio de creatividad. Desde allí, colaboró con las principales casas comerciales de Catalunya, para las que creó campañas e imágenes que contribuyeron a renovar el paisaje estético del momento.

Lo que hacía de Malet un creador excepcional era su precocidad y esa modernidad sorprendente que avanzaba los tiempos. No establecía fronteras entre el trabajo profesional y la investigación artística: cada fotografía era una afirmación de identidad, una pieza única. El escritor Juan Marsé dijo de él que recordaba a los hermanos Marx, pero a los tres a la vez —una metáfora perfecta para describir su triple mirada: irónica, sensible y apasionada. Su obra, lúcida y juguetona al mismo tiempo, explora la técnica y el lenguaje fotográfico más allá de su sentido inmediato, buscando siempre ese punto de luz que convierte la realidad en una escena revelada.
