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Exposiciones

Nodos, flujos y vibraciones de Eduard Arranz-Bravo en la Fundació Suñol

El espacio presenta doce obras del artista Eduard Arranz-Bravo, la mayoría nunca vistas hasta ahora, en una muestra de que en noviembre viajará a París.

Eduard Arranz-Bravo, New York my Love, 1971-
Nodos, flujos y vibraciones de Eduard Arranz-Bravo en la Fundació Suñol

Desde el vídeo inicial que da la bienvenida con Eduard Arranz-Bravo en el impresionante estudio de Vallvidrera para llegar a una exposición que ofrece un recorrido por los momentos más destacados de su trayectoria, las figuras clave de su vida y obras inéditas hasta ahora. La Fundación Suñol presenta Nodos, flujos y vibraciones , una muestra temporal que se podrá visitar del 17 de septiembre al 24 de octubre, antes de viajar al Centro de Études Catalanes de la Sorbonne en París.

Una docena de obras procedentes de la Colección Suñol Soler, mayoritariamente inéditas, dan vida a esta exposición dedicada a Eduard Arranz-Bravo. La muestra, comisariada por Albert Mercadé, ha contado con la complicidad de la Fundación Arranz-Bravo, guardiana y portadora del legado vivo del artista, que con delicadeza preserva y comparte su esencia creativa.

El espectador viajará al pasado, en las prolíficas décadas de los setenta y ochenta, cuando Eduard Arranz-Bravo cogió empuje hasta convertirse en una de las figuras capitales de la escena artística internacional. Durante los años setenta, formó un tándem creativo excepcional con Rafael Bartolozzi, una alianza poco habitual en la historia del arte. Juntos pintaron las paredes de la fábrica Tipel de Parets del Vallès en 1971 y expusieron en varias ocasiones en la galería Vandrés de Madrid. También destaca su amistad con figuras clave como Fernando Vijande y Josep Suñol Soler, que forman parte fundamental de este recorrido.

El eje central de la exposición es la pieza New York my love , una ciudad que influyó profundamente en el proceso creativo de Arranz-Bravo, y que se refleja en detalles que transportarán al visitante hasta la fábrica de Parets. La muestra incluye obras inéditas y nunca expuestas, así como documentación que explica los vínculos entre Arranz-Bravo, Suñol y Vijande, sin olvidar la relevancia de Rafael Bartolozzi en esta etapa clave.

  • Eduard Arranz-Bravo, Por Caravaggio, 1983.

Es una invitación a sumergirse en el universo vibrante y poliédrico de Eduard Arranz-Bravo a través de la exposición Nodes, flujos y vibraciones , que surge como un puente sensible entre la obra de este artista y la colección de la Fundació Suñol. Un diálogo artístico que atraviesa el tiempo y el espacio, en el que la Gran espiral de 1973 de Arranz-Bravo resuena con la poesía visual de la Mujer de Joan Miró, una pieza emblemática de la colección Suñol Soler.

La Fundación Suñol Soler, guardiana de un fondo rico en obras de Arranz-Bravo, abre ahora un capítulo inédito en su trayectoria, mostrando piezas que nunca antes se habían expuesto. Este encuentro se ha tejido gracias a la colaboración con la Fundación Arranz-Bravo, que desde 2009, en Hospitalet de Llobregat, preserva y difunde el legado de este maestro del color y la forma, a la vez que impulsa la creación emergente.

Los vínculos entre el artista y la Fundació Suñol son profundos y cargados de memoria: Josep Suñol Soler fue el impulsor de una fiesta ritual emblemática, Situació Color (1976), creada por Antoni Miralda y Jaume Xifra. En esta ocasión, Arranz-Bravo intervino una simple servilleta de ropa, convirtiéndolo en una obra efímera que hoy es testigo vivo de un momento fundacional para la colección.

  • Eduard Arranz-Bravo, Sin título (Situación color), 1976.

El recorrido expositivo se despliega como un diálogo entre obras que se enlazan en tiempo y espacio: de New York my love (1971) a Madrid man (1975), una escultura que formó parte de la exposición La capital en la Galería Vandrés de Madrid, hasta Per Caravaggio (1983) o Virgen de Vic torturada (1971). Toda esta trayectoria culmina de nuevo en la fiesta ritual de 1976, donde el arte y la cotidianidad se fusionan en la intervención sobre el banquete.

Es una oportunidad única para adentrarse en las múltiples capas del mundo de Arranz-Bravo, un viaje que también rememora el tríptico inseparable formado por el artista, Fernando Vijande y Josep Suñol Soler, y que da una mirada delicada a la muestra temporal Fernando Vijande. Retrato: 1971-1987 (2017) en la Fundació Suñol.

En definitiva, una experiencia que vibra entre nodos creativos y corrientes emocionales, que invita a sentir el arte no sólo con la mirada, sino con el alma.

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