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La Madona de Portlligat: la reivindicación onírica de Dalí llega por primera vez a Figueres

Una inmersión onírica a través de una exposición centrada en una obra icónica, que podrá contemplarse hasta el 22 de febrero.

La Madona de Portlligat: la reivindicación onírica de Dalí llega por primera vez a Figueres

Salvador Dalí definió La Madona de Portlligat como uno de sus manifiestos vitales. No sólo era una pintura monumental, sino el epicentro de una nueva mística nuclear que quería reconciliar ciencia y religión, pasado y futuro, el cuerpo y el espíritu. Tras viajar más de 10.000 kilómetros desde Fukuoka (Japón), esta obra icónica llega ahora a Figueres por primera vez, expuesta en el Teatro-Museo Dalí del 17 de septiembre del 2025 al 22 de febrero del 2026. Es una ocasión histórica: la obra no pisaba tierras catalanas desde la Hispanoamericana de Arte.

La muestra, comisariada por Montse Aguer, directora de los Museos Dalí, con la colaboración de Rosa Maria Maurell, Lucia Moni, Claudia Galli y Maria Carreras, se convierte más que en una simple exhibición. Se trata de un recorrido inmersivo que explora los múltiples sentidos de La Madona: la conexión con el Renacimiento, la simbología atómica, el diálogo con Gala y el vínculo con el paisaje ampurdanés. A través de recursos audiovisuales, pedagogía y publicaciones especializadas, la exposición busca rescatar la complejidad de una obra que sintetiza la ambición de Dalí por trascender las fronteras de la pintura.



La exposición está marcada en el último tramo del recorrido que el visitante realiza en el Teatro-Museo Dalí de Figueres. En este espacio final, pintado de amarillo y azul —los colores del misticismo hacia el que Dalí quería proyectar su obra—, la pieza adquiere una potencia visual e intelectual inusitada. La fotografía, el vídeo y la pintura dialogan en un showroom que se convierte en una experiencia total: una maravilla por los ojos y el espíritu crítico.

El recorrido pone énfasis en el contexto histórico. En 1949 Dalí pinta una primera versión de la Madona, de reducidas dimensiones, que presenta al papa Pío XII con la voluntad de casarse con Gala por la Iglesia. En verano de 1950 crea una segunda versión monumental en el taller de Portlligat, marcada por la fascinación por la física nuclear después de Hiroshima y Nagasaki. La obra, rodeada de elementos flotantes que simbolizan la descomposición de la materia, dialoga con el clasicismo renacentista y proyecta Gala en el papel central de Madre de Dios. Dalí escribirá en sus memorias: "Gala, tú eres la realidad".



La dimensión internacional de la Madona queda también documentada. En noviembre de 1950 se presentó en la Carstairs Gallery de Nueva York en una instalación casi teatral: el lienzo, demasiado grande para entrar por el ascensor, fue izado con cuerdas desde la calle hasta la sala, bajo la supervisión del propio Dalí. La escena, inmortalizada por el fotógrafo Mark Kauffman para la revista Life, sintetiza el espectacular carácter del artista. Posteriormente, la obra recorrió escenarios clave del arte mundial, de París a Milán.

Pero el proyecto no se detiene en la obra pictórica. La Fundación Dalí ha editado una publicación monográfica con textos de Montse Aguer, Maria Carreras, Bea Crespo, Claudia Galli, Rosa M. Maurell y Lucia Moni, entre otros, y ha creado un microsite con recursos en cuatro idiomas que incluyen un storymap interactivo y un visor de alta resolución. El programa educativo despliega talleres y actividades para primaria, secundaria y bachillerato artístico, en un intento de hacer de Madona no sólo un icono museístico sino también una herramienta pedagógica viva.



La exposición, además, incorpora un audiovisual de cuatro minutos que narra el fascinante viaje de la obra por todo el mundo. Dirigido por David Pujol y realizado por la Fundación Dalí, el audiovisual utiliza material de archivo y documentos inéditos que iluminan la trayectoria internacional de la Madona. El conjunto configura una propuesta que no sólo quiere conmemorar la historia de una obra, sino también reactivarla en el presente como símbolo de armonía entre arte, ciencia y espiritualidad.

En definitiva, La Madona de Portlligat . Una explosión onírica no es sólo una exposición. Es un acto de reivindicación histórica y cultural: llevar a Figueres, en el corazón del Empordà, una de las obras que mejor encarna la ambición universal de Dalí. Un icono que conjuga tradición y modernidad, misticismo y experimentación, y que hoy, más de setenta años después, sigue hablándonos con la misma fuerza visionaria.

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