Diálogos visuales es la nueva exposición de la Galería Miguel Marcos después del verano. Esta muestra reúne a ocho voces que, desde técnicas y generaciones diversas, dialogan sobre la materia, la memoria y la imagen. Propone un viaje sensorial y no lineal, donde la pintura, el dibujo, la fotografía y la escultura se entrelazan para abrir una serie de preguntas. Cada pieza, en su singularidad, crea puentes entre la ausencia y la presencia, el pasado y el presente, invitando al espectador a explorar las texturas de la historia personal y colectiva, a descubrir qué habita en los rincones de nuestra memoria y cómo, a través del arte, la materia se transforma en símbolo. La exposición no es sólo un recorrido visual, sino una invitación a una reflexión profunda sobre la relación entre el individuo y su entorno, entre el recuerdo y el gesto creativo.
Cesc Abad, Maika Aversa, Alberto Barcia, Eduardo Bigas, Covadonga Castro, Ángel Fernández, Renata Lezama y Rómulo Royo son los protagonistas de Diálogos visuales de la Galería Miguel Marcos que se inaugura el 16 de septiembre. En este recorrido expositivo, las diferentes técnicas artísticas se convierten en una conversación viva y dinámica que desafía a las fronteras tradicionales del arte.

Las obras presentadas no sólo se definen por la técnica utilizada, sino también por la capacidad de interpelar y despertar emociones. ¿cómo se transforma la realidad al pasar por el taller? ¿Qué vínculos se tejen entre gesto, técnica y relato? Son cuestiones que surgen ante cada obra expuesta con su propio lenguaje, donde se establece un diálogo con las demás, creando un espacio de convergencia y contrastes donde se pueden explorar las infinitas posibilidades de la expresión artística, invitando al espectador a sentirse parte de un momento compartido de reflexión y emoción.
La selección pone de relieve afinidades invisibles: paisajes simbólicos que flirtean entre el onírico y el crítico (Cesc Abad, Rómulo Royo); poéticas de la materia que transforman el residuo en metáfora (Renata Lezama); el ritmo del dibujo como archivo vivo (Àngel Fernández, Alberto Barcia); y una pintura que oscila entre la memoria personal y el imaginario colectivo (Eduard Bigas, Covadonga Castro). Malka Aversa, con su tráfico entre distintos medios, aporta una sensibilidad que subraya los procesos de construcción de la imagen, explorando las conexiones entre forma, significado y representación.