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Exposiciones

Jordi Isern y el proyecto Incerta Via

Jordi Isern y el proyecto Incerta Via

La revista Bonart ha dado cumplida información sobre la exposición Anagnorisis de Jordi Isern en el Convento de San Agustín de Castelló d'Empúries en los meses de julio-agosto comisariada por Enric Tubert.

Visité la exposición acompañado del propio artista y se dio una experiencia completa de doble anagnórisis, es decir: un Re-conocimiento en el sentido literal de la palabra griega. Por un lado, el reconocimiento inmediato de la identidad del artista y de su obra, una especie de verificación de lo que ya sabía y por otra, me facilitó comprender mejor su participación en el proyecto Incerta vía una de las propuestas artísticas más interesantes que se ha dado en los últimos años entre 2013 y 2025 en territorio Gironí.

Una cortina negra separaba el exterior luminoso de una mañana de verano ampurdanés donde la realidad era cristalina y el aire limpio, del interior sombrío y tenuemente iluminado. Así apareció el argumentario de esta crónica, la dualidad entre luz y oscuridad, entre la realidad de las cosas y la abstracción espiritual.

La obra de Isern y el proyecto Incerta Via están marcadas por la búsqueda espiritualista y trascendente a través del arte. Jordi Isern me dice que fue José Corredor Mateos, buen conocedor de las cosas del espíritu como poeta, quien calificó su obra con este aparente oxímoron de "realismo abstracto". En todos los trabajos de él y del grupo planea un sentido realista y al mismo tiempo abstracto y espiritual.

Isern parte de un trabajo bien definido y preciso para ir vaciándolo y buscando lo que la realidad no muestra. Parece que la dualidad sagrada versus profano sea inevitable y sin embargo hay algo que les une. El concepto de realidad junto con la abstracción nos dice que es posible representar formas reconocibles, pero de forma simplificada o distorsionada, capturando la esencia de la realidad, mientras se exploran las posibilidades expresivas de la abstracción. En lugar de una representación fiel, se centra en la interpretación subjetiva y la emoción, utilizando formas abstractas para expresar la esencia de la realidad poniendo énfasis en la emoción que se convierte misteriosamente en una fuente de espiritualidad.

Isern apoyó y formó parte del grupo que realizó el proyecto Incerta Via una acción artística de co-creación de una gran instalación que se hizo en la Casa de Cultura de Girona en 2021, junto a un Ágora de reflexiones que congregó los mejores argumentos teóricos a favor de una espiritualidad en el arte: Xavier Melloni, Rai Perarnau, Josep Maria Jori. Una propuesta insólita por el fondo trascendente y espiritualista y por intentar algo que parece imposible en el siglo XXI, como es reunir a siete artistas en un mismo proyecto.

Los lugares en ambos casos son escogidos cuidadosamente, forman parte esencial de la ritualización, como este antiguo convento de San Agustín. El espacio define ya el carácter de sus obras. En el caso de Isern son fundamentales los lugares como: el Monasterio de St. Miguel de Cruïlles, Gerona, la Iglesia Vieja de Castellfollit de la Roca, el Monasterio de Vila Bertran. Estos artistas quieren verificar con el uso del espacio su anhelo de silencio, penumbra y recogimiento. Ya era así en los primeros indicios del grupo Incerta Via con el proyecto de "El Yo y el Otro" de Pep Aymerich y Jordi Esteban un trabajo de siete años (2013-2019) con acciones en diferentes espacios escogidos de Girona.

Los miembros del proyecto Incerta Via plantean el símbolo como único camino para acceder al misterio universal, al tiempo que veo en ellos que hay una búsqueda de aspectos reales, concretos, como: Pep Aymerich, Oriol Teixidor, y Jordi Esteban lo hacen a través de su representación corpórea y de la naturaleza, Jordi Martoranno a través de la Forma, los cuerpos el cuerpo y el cosmos universal.

El cuerpo, la naturaleza, la forma parecen más propios de la poética de la proximidad hedonista, epicuria y el gusto por la realidad bien adjetivada, la facultad para expresar al detalle, lo que es reconocible de la realidad. Estoy bien convencido de que existe una espiritualidad tras las cosas concretas y materiales y que esa idea de la verdad en la que parece que sólo se trata de encontrar el sujeto, el verbo y el predicado: la puerta es verde, contiene elementos líricos que le acercan a ese “realismo abstracto”. Existe cierta espiritualidad materialista cuando alguien pregunta: qué es esto, y el otro responde esto es esto.

La afortunada frase de Paul Valéry: "lo más profundo del hombre es su piel" indica la misma cosa. Es así, en una de las obras expuesta por Jordi Isern llamada Cosmos II en las que en el torso de una mujer, sobre su piel, observamos numeraciones que corresponden a formaciones estelares o de galaxias, el microcosmos humano en unión con el macrocosmos.

Podrían concluir que veo en estos artistas un interés por la mirada simple, por la realidad y lo inmediato que ofrece la naturaleza y sobre todo el cuerpo. Cultivando ambas posiciones la de la luz real y la oscuridad abstracta, se accede a universos lejanos. Así se encuentra la esencia de la verdadera espiritualidad. El grupo se disolvió prematuramente sin que, en mi opinión, acabara de valorarse suficientemente el interés que tenía este auténtico manifiesto artístico. Una tendencia poderosa a la que, con toda seguridad, se hubiesen añadido otros artistas ampurdaneses. Quizás todavía estamos a tiempo de seguir caminando por esta Incerta Via.

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