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Exposiciones

Barceló y la fuerza del gesto en el MACE

Pinturas y cerámicas que conectan con el universo más matérico y primitivo del artista mallorquín.

Barceló y la fuerza del gesto en el MACE
bonart ibiza - 25/06/25

El Museo de Arte Contemporáneo de Eivissa presenta una nueva muestra centrada en la obra más reciente de Miquel Barceló (Felanitx, 1957). El artista mallorquín vuelve así a la isla con una serie de pinturas y piezas de cerámica que reanudan algunos de los motivos y materiales que ha trabajado intensamente en los últimos años. La relación de Barceló con el MACE no es nueva, ya había expuesto anteriormente con propuestas que ponían el acento en su vinculación con las Islas Baleares o en su producción cerámica y de dibujo. Sin embargo, esta vez el proyecto se adentra en su línea más primitiva, conectando con la materia, la naturaleza y el gesto como punto de partida.

Barceló y la fuerza del gesto en el MACE

Comisariada por Enrique Juncosa, la exposición Miquel Barceló, El presente permanente reúne trece pinturas elaboradas entre 2024 y 2025 y nueve cerámicas realizadas entre 2018 y 2024. Las obras pictóricas, cargadas de texturas, volúmenes y una paleta reducida —con blancos, o blancos, o blancos, o blancos. Barceló mira hacia las cuevas de Lascaux, Altamira o Chauvet para explorar la relación entre lo humano y la imagen, ese primer impulso de representar al mundo a través del trazo. Cabezas de mamíferos como bueyes, cabras o mamuts aparecen en sus cuadros como símbolos que remiten a la fuerza vital ya los vínculos ancestrales con la tierra.

Las cerámicas, por su parte, introducen formas de la fauna y la flora marina, con elementos como peces o flores. Según Barceló, estas cerámicas son "una forma de pintar". El color mantiene cierta sobriedad, pero deja lugar a matices de azul acuático y tierras naturales que se combinan con gestos libres y formas en movimiento.

Barceló y la fuerza del gesto en el MACE

Ya hacia los años noventa, Barceló empezó a experimentar con superficies en relieve y formas que recordaban las paredes de las cuevas, utilizando materiales como el almidón o rejillas deformadas. A partir de ahí, pintó figuras humanas y objetos directamente sobre estos volúmenes, dejándose llevar por lo que la misma materia sugería, tal y como lo hacían los primeros artistas de la prehistoria. En este contexto se enmarcan obras como L'atelier aux sculptures , que forma parte de la colección del Museo Reina Sofía, o L'ours blessé (2000), en Múnich, y La grotte (2002), en la Colección Masaveu.

Nacido en Mallorca, Barceló reside habitualmente entre esta isla y París. Su trayectoria le sitúa entre los artistas más activos de su generación. Ha participado en eventos destacados como la Documenta VII de Kassel o la Bienal de Venecia, y su trabajo se ha expuesto en museos y centros como el Centro Pompidou de París, el Museo Guggenheim de Bilbao o el Museo Rufino Tamayo de México. Además de la pintura, Barceló ha desarrollado un amplio abanico de prácticas como la escultura, el dibujo, el grabado, el libro de artista o las performances, y ha intervenido en espacios emblemáticos como la capilla de San Pedro en la Sede de Mallorca o la cúpula del Salón de los Derechos Humanos de la ONU en Ginebra. Recientemente, está trabajando en unos grandes tapices destinados en el interior de Notre-Dame de París.

Barceló y la fuerza del gesto en el MACE L'Atelier aux sculptures, Miquel Barceló (1993). MNCARS

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