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Exposiciones

Mar Arza: no por azar cae el patriarcado

La persistencia de las estructuras patriarcales a través del lenguaje, la técnica y el espacio.

'Strappo. No pas per atzar cau el patriarcat' al MNAC
Mar Arza: no por azar cae el patriarcado
bonart barcelona - 14/06/25

Una de las paredes de las salas del Románico del MNAC muestra ahora los restos de una pintura arrancada. No se trata, sin embargo, de un fragmento rescatado del Pirineo como el resto de frescos que lo rodean, sino de una intervención contemporánea de Mar Arza (Castellón de la Plana, 1976) que entra en diálogo con estas pinturas milenarias para plantear una cuestión todavía vigente: cómo se mantienen las estructuras que sostienen el poder, y por qué sostienen el poder, y por qué.

El proyecto, titulado Strappo. No por azar cae el patriarcado, parte de la técnica que permitió trasladar al museo muchas de las pinturas románicas que hoy podemos ver. El strappo consiste en enganchar una pantalla muy fina a la superficie de un fresco; al arrancarla, se lleva la capa superior de pintura, que después se puede fijar sobre un nuevo soporte. Lo que queda en el muro de origen es una especie de eco visual, una impronta que mantiene el rastro de lo que había estado allí.

Mar Arza: no por azar cae el patriarcado Fragment de vestigi d’un ésser del bestiari de Sant Joan de Boí. MNAC

A partir de esta imagen –la de la pintura que no se borra del todo y sigue presente como una marca–, Mar Arza construye una metáfora sobre la persistencia de las estructuras patriarcales. "La reflexión sobre el patriarcado que está presente y que muchas veces está invisibilizado se fusionó con la fascinación por esta pintura al fresco que nunca acaba de salir del todo, sino que es tanto del lugar que está impregnada en la pared", explica el artista. Su fresco, creado expresamente para una de las paredes entre las pinturas de Sant Climent y Santa Maria de Taüll, incluía una frase escrita en latín: ARCUS PATRIS FORTE NON CADUNT.

Mar Arza: no por azar cae el patriarcado

Esta inscripción, traducida, significa: «Los arcos del padre no caen por casualidad». Mar Arza quería trabajar con la lengua latina para integrarse en el espacio, pero se encontró con un reto: ¿cómo hablar del patriarcado en un idioma en el que este concepto, como palabra, todavía no existía? Hubiera sido un anacronismo. Con la ayuda de Mercè Otero, catedrática de latín, reflexionaron juntos sobre cómo formular esta idea. Paralelamente, la relación con los capiteles y las columnas fue ganando peso, hasta que se produjo un giro poético: el patriarcado, etimológicamente, es el gobierno del padre -patris, "padre", y arche, del griego, "gobierno".

La intervención implicó tanto la creación del fresco como su posterior extracción. Este proceso, ejecutado con la ayuda de un equipo técnico especializado, incluyó el preparado del muro, la aplicación del fresco en el momento idóneo de humedad y, una vez seco, el arranque mediante telas de algodón y pegamento orgánico. El resultado es una obra que no se ve entera, sino que se sugiere a través de lo que ha quedado en el muro. Fragmentos de pintura, capas que no se han podido extraer del todo, y una presencia que sigue impregnada en el espacio.

Mar Arza: no por azar cae el patriarcado

Con esta acción, Mar Arza da continuidad a una línea de trabajo en la que el lenguaje adquiere una presencia física y escultórica. Ya lo había explorado en otras piezas con papeles con marca de agua, donde la palabra "patriarcado" aparecía como una impronta sutil pero persistente. Ahora, en esta pared del MNAC, la huella es más que una metáfora, es una capa que se resiste a ser borrada del todo, una estructura que no se ve, pero que está ahí.

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