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Exposiciones

Leonardo Escoda: una revisión de su obra

Hasta el 14 de septiembre en el Antiguo Matadero de Tortosa.

© Jep Colomé
Leonardo Escoda: una revisión de su obra
Conxita Oliver tortosa - 07/06/25

Dentro del programa institucional "Mira Leonardo" -coordinado por Pilar Lanau- que rinde homenaje al legado artístico y cultural de Leonardo Escoda (Tortosa, 1956-2022), la exposición Yo no pinto bous ! Sinestesia de Leonardo Escoda se convierte en un itinerario personal por la diversidad en el que conviven obras de diferentes épocas y de diferentes posos narrativos. Comisariada por Carme Sais, la muestra está ligada por un eje vertebrador que atraviesa la práctica creativa del artista y consiste en una óptica imaginaria que las organiza como si de constelaciones se tratara secretamente ordenadas. Y el espacio escogido se convierte en referencial: fue en el Matadero donde empezó su actividad pictórica con El entorno de una imagen, donde mostraba bueyes despellejados. Por eso se entiende que dijo: «El Matadero es un espacio de reflexión de muchos años. Es mi monasterio particular». En 1985 Escoda afirma «yo no pinto bueyes», aunque se sumergiese en la atmósfera del Antiguo Matadero de Tortosa donde el olor denso y maloliente de un mar de sangre, de bueyes abiertos en canal, fuera el paisaje desmembrado y descabezado de unos sacrificios. Muchos han sido los artistas que se han acercado a tan intenso tema. Rembrandt lo pinta más de una vez y es a partir de 1655 cuando este “Memento moris” (recuerda que vas a morir) se transforma en una representación del inevitable final de las cosas terrenales que atrajo por otra parte a Delacroix, Daumier, Soutine, Chagall y Bacon.

Leonardo Escoda: una revisión de su obra © Jep Colomé

Hijo del también artista Roberto Escoda, fue una pieza clave en el ámbito cultural de los últimos años a nivel territorial y de país. Compaginó la creación artística con la labor docente de la Escuela de Arte y Diseño de la Diputación en Tortosa y con la coordinación de diversas actividades culturales y expositivas. La literatura, la poesía, la música y el arte fueron referentes a lo largo de su trayectoria, igualmente su complicidad con otros artistas y escritores tomó forma en proyectos culturales y comisariados compartidos. Escoda era licenciado en Bellas Artes en la especialidad de Pintura, graduado en Grabado y Técnicas de Estampación y graduado en Conservación y Bienes Culturales Muebles por la Universidad de Barcelona. Hacia los años ochenta, junto a los poetas Zoraida Burgos y Albert Roig, fundó la revista cultural T(D).

Militante artístico desde el territorio, mediante pintura, dibujo, fotografía, instalación y audiovisual realiza un recorrido interior por la prospección del lugar con una percepción repuesta; una mirada desde la memoria y desde una reflexión interior de las visiones más inmediatas. Alejado del tiempo vertiginoso y del caos que nos persigue, su pintura se nos afirma como un oasis de paz, de silencio, un espacio que bordea el vacío, la nada: el espacio de la existencia. Creador de una obra abstracta, todas sus etapas tienen como hilo conductor la vivencia del paisaje. Captó la esencia del Delta del Ebro y de Els Ports; los dos grandes pilares en los que vivió y creó: el río, el viento, los campos de arroz, los márgenes de piedra seca o la tierra baldía. Son obras que tienen como denominador común la capacidad de devolvernos la perplejidad perdida; esa extrañeza ante el mundo o esa sensación de irrealidad ante la realidad. Un trayecto vivencial que invita a experimentar sobre sus visiones espaciales: un viaje interior de investigación profunda. El territorio es un tema recurrente que analiza, explora y reanuda, y revalúa su presencia.

Leonardo Escoda: una revisión de su obra © Jep Colomé

La suya es una obra de texturas, a veces con una fisicidad material muy potente, pero, asimismo, grietas, costuras y marcas han sido decisivas en sus trabajos, como incluso lo ha sido el paso del tiempo a través de la utilización de telas envejecidas, gastadas, trozos de madera o planchas metálicas oxidadas. Además, los rasgos, las pinceladas y los signos vivenciales evidencian deseo, emoción, dolor y sufrimiento. Unos paisajes mentales que son el resultado de un arduo desarrollo introspectivo, lleno de exigencias internas, cuestionamientos, planteamientos y retos personales que se convierten en el espejo sobre el que se reflejan los puntos más vitales de su yo. Unos escenarios poéticos que, dentro de una abstracción pictórica esencial, constatan el nexo que se establece entre el ser y el entorno. Si buscáramos una característica que resumiera su singladura llegaríamos a la conclusión de que siempre ha ligado el arte a la vida, es decir que el germen de su creación es la tensión que persiste entre la existencia personal y la realidad circundante.

Como recuerdo y homenaje, el pasado mes de marzo, Lo Pati-Centro de Arte de las Terres de l'Ebre inauguró Sentir Música Callada que se convierte en una reinterpretación y ampliación de la exposición de Poblet y quiere ser una reivindicación de su universo creativo y sus referentes artísticos», como ha destacado la comisaría y directora de Lo Pati. Las obras fueron creadas durante la pandemia de la COVID-19 y reflejan las emociones que el artista vivió durante ese período: la inquietud, la soledad, la introspección y el redescubrimiento de la literatura y la música. Con estas obras, Escoda llega a la plenitud pictórica y adopta un discernimiento que le desprovee de elementos superfluos y narrativos y la lleva a su esencia más auténtica. Es como si se hubiera después de todo el peso de la materia y sólo quisiera quedarse con la síntesis y la depuración propia de quienes han llegado a lo absoluto, a la nada.

Leonardo Escoda: una revisión de su obra © Jep Colomé

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