El amor ha sido fuente inagotable de relatos, tópicos y malentendidos culturales. De hecho, si alguien preguntara de dónde viene la idea de que amar implica sufrir, sacrificarse o perder la cabeza, probablemente deberíamos revisar nuestro bagaje cultural colectivo. Ésta es precisamente la línea que explora Núria Güell en Palabras de amor. Un ensayo sobre las pasiones, una videoinstalación que pone el foco en cómo hemos aprendido a amar y qué hay detrás de la retórica amorosa que arrastramos desde hace siglos.
El proyecto, que se podrá ver en el Centro de Arte Tecla Sala desde hoy y hasta el 22 de junio, es la propuesta ganadora de la 10ª edición del Premio de Videocreación , una coproducción entre los Centros Territoriales del Sistema Público de Equipamientos de Artes Visuales de Cataluña, el centro Arts Santa Mònica, LOOP Barcelona y el Departamento de Cultura
En este trabajo, el artista sacude ideas que a menudo se dan por buenas: ¿qué significa cuidar?, ¿qué esconde el discurso del "todo por amor"?, ¿por qué tantos discursos institucionales, incluidos los artísticos, insisten en poner el amor y los afectos en el centro como si fuera una solución universal? A través de un enfoque ensayístico y visual, Güell apunta a las contradicciones entre lo que se supone que debe ser amar y sus consecuencias, en cuerpo y mente, asumir estas pautas como verdades incuestionables.
La videoinstalación propone una mirada crítica a las imágenes y discursos que han moldeado nuestra idea de amor, desde las tragedias griegas hasta los anuncios de hoy. El amor como pasión ha justificado guerras, sacrificios, asesinatos y enajenaciones de todo tipo. Y, sin embargo, seguimos defendiéndolo como si fuera el valor más noble. La pieza cuestiona si la raíz de muchos conflictos sociales no es el odio, sino una forma distorsionada de amor que no tolera el deseo del otro, ni la autonomía, ni la pérdida.
Desde esta perspectiva, la obra invita a pensar si habría que repensar completamente qué significa amar y cómo esta idea se ha construido, social y culturalmente. Asimismo, pone sobre la mesa que el lenguaje con el que hablamos de amor no es neutro, y que el amor también es un producto ideológico, con todo lo que esto implica. Lejos de proponer recetas, Palabras de amor abre espacios de duda y sospecha, precisamente allí donde tradicionalmente se ha querido imponer certeza y devoción.