El museo The Broad de Los Ángeles presenta hasta el 28 de septiembre de 2025, la exposición Jeffrey Gibson: the space in which to place me, un recorrido vibrante que traslada a la ciudad el proyecto con el que el artista se convirtió en el primer indígena en representar a Estados Unidos con una muestra individual en la Bienal de Venecia 2024.
La exhibición reúne más de treinta piezas —pinturas, esculturas, murales, banderas e instalaciones audiovisuales— que invitan a transitar un espacio colorido y caleidoscópico. Gibson entrelaza la tradición artesanal indígena con referentes de la cultura pop, la música, la historia LGBTQ+ y los textos fundacionales de Estados Unidos, construyendo un diálogo crítico cargado de energía y belleza visual.

Entre las piezas más sobresalientes se encuentra We Want to be Free, una escultura humana decorada con abalorios multicolores que establece un vínculo entre la Ley de Derechos Civiles de 1866 y las luchas actuales por la igualdad. Otra obra destacada es una escultura de bronce que presenta mocasines bordados con la inscripción “I’m gonna run with every minute I can borrow”, transformando un símbolo de derrota en un gesto de resistencia y esperanza.
El título de la muestra proviene del poema 'Ȟe Sápa' de la poeta Oglala Lakota Layli Long Soldier, evocando las nociones de identidad y pertenencia a través de un lenguaje poético y visual compartido. La exposición se convierte así en una invitación a repensar la memoria, la representación y el futuro desde una estética que celebra lo colectivo. El espacio en el que colocarme es la primera exposición individual de Gibson en un museo en el sur de California.

The Broad ha incorporado a su colección la pintura de Jeffrey Gibson de 2024, El estudiante masculino que regresó con demasiada frecuencia vuelve a la reserva y cae en la vieja costumbre de dejar que su cabello crezca largo, presentada originalmente en la Bienal de Venecia. La obra combina el característico uso de Gibson de textos estampados, colores vibrantes y cuentas de vidrio, y se inspira directamente en una carta de 1902 escrita por el Comisionado de Asuntos Indígenas a un superintendente escolar en el centro de California, en la que se instruía a los niños indígenas a cortarse el cabello y adoptar normas de vestimenta y apariencia eurocéntricas. La pintura transforma esta historia de opresión en una manifestación de resistencia frente a la tiranía y, al mismo tiempo, en una celebración de la identidad cultural indígena.