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Exposiciones

Memoria, deseo e identidad en la pintura de Manuela Solano

Alien Queen / Paraíso Extraño en el Museo Tamayo: pintura, identidad y subversión desde la atención y el goce.

Alien Queen/Paraíso Extraño, Manuela Solano, Museo Tamayo, 2025. Fotografías por Gerardo Landa y Eduardo López (GLR Estudio). Imágenes cortesía del Museo Tamayo.
Memoria, deseo e identidad en la pintura de Manuela Solano

La exposición Alien Queen / Paraíso Extraño de Manuela Solano ocupa las Salas 1 y 2 del Museo Tamayo como un territorio de resonancias íntimas y ecos culturales compartidos. En colaboración con el Centro Andaluz de Arte Contemporáneo (CAAC) y abierta al público hasta el 4 de enero de 2026, la muestra reúne más de treinta pinturas de gran formato realizadas a lo largo de siete años, configurando un corpus que se despliega como un archivo emocional, a medio camino entre la autobiografía y el imaginario colectivo.

Solano construye su universo pictórico a partir de retratos de personajes reales y ficticios procedentes de la cultura pop del cambio de milenio. Íconos de la música, la moda, el cine, la televisión, internet y las revistas emergen no como simples citas nostálgicas, sino como presencias cargadas de afecto, atravesadas por la experiencia vital de la artista. Son figuras que acompañaron su adolescencia y su entrada en la madurez, testigos de amores y pérdidas, de la euforia de la fiesta y de los intervalos de sosiego. En este sentido, cada pintura funciona como un punto de contacto entre lo vivido y lo imaginado, entre la memoria personal y las narrativas visuales que moldearon una generación.

  • Alien Queen/Paraíso Extraño, Manuela Solano, Museo Tamayo, 2025. Fotografías por Gerardo Landa y Eduardo López (GLR Estudio). Imágenes cortesía del Museo Tamayo.

La estética de los años ochenta, noventa y dos mil reaparece filtrada por una mirada contemporánea que desdibuja las fronteras entre lo local y lo global, lo alternativo y la cultura de masas. Lejos de una reconstrucción literal, Solano reescribe estos códigos desde la pintura misma, mediante capas densas y persistentes que revelan un proceso lento, casi confesional. La superficie pictórica se convierte así en un espacio de fricción donde se superponen tiempos, deseos y contradicciones.

En Alien Queen / Paraíso Extraño, la memoria no se presenta como un relato lineal, sino como una constelación de contrastes. Los trazos, a veces vehementes y otras contenidos, dan cuenta de disyuntivas que atraviesan tanto la producción artística como la vida personal: pertenecer o desmarcarse, exponerse o protegerse, celebrar o resistir. La pintura se afirma entonces como un acto de insistencia y de cuidado, un gesto que permite sostener lo frágil y lo contradictorio.

Más que una retrospectiva, la exposición se percibe como un paisaje mental en expansión, donde la artista invita al espectador a reconocer sus propios recuerdos en los pliegues de la imagen. Entre lo extraño y lo familiar, entre la reina alienígena y el paraíso prometido, Manuela Solano traza una cartografía afectiva que interroga la forma en que las imágenes populares se infiltran en la biografía y, al hacerlo, se transforman en materia sensible, persistente y profundamente humana.

Las obras que conforman Alien Queen / Paraíso Extraño pueden leerse como una constelación de autorretratos desplazados. En ellas, la identidad no aparece como una esencia fija, sino como un proceso en permanente devenir, tejido a lo largo del tiempo a partir de las experiencias, los vínculos y las exploraciones del entorno. La asunción de distintos roles —reales o imaginados— se revela así como una estrategia para enfrentar lo social y, al mismo tiempo, abrir posibilidades de transformación y crecimiento.

Desde esta perspectiva, Manuela Solano concibe la identidad como un gesto doble: un ejercicio de supervivencia y una práctica de subversión. Su pintura emerge tanto de la vulnerabilidad como del placer, articulando una tensión productiva entre fragilidad y goce. En ese vaivén, la obra afirma la capacidad de reinventarse, de habitar lo múltiple y de encontrar en la imagen un espacio donde la experiencia personal se vuelve política y sensible a la vez.

Manuela Solano señala que su práctica no responde a un trayecto previamente delimitado, sino a un impulso guiado por la intuición y la proliferación de ideas. “Una de las cosas que he aprendido en once años de ser ciega es que, cuando algo me interesa, le presto una atención profunda”, explica. De ese ejercicio de atención nace esta serie, iniciada con piezas como Reina Alien y Paraíso Extraño, dentro de un proceso en el que la artista construye mapas mentales de sus pensamientos y emociones. En ellos aparecen personajes en los que reconoce fragmentos de sí misma: sus anhelos e inspiraciones, pero también sus miedos y su soledad, traducidos en pintura como una forma de exploración íntima y persistente.

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