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Exposiciones

Donde la luz ciega: Bernardí Roig y la poética del negro

La Galería Miguel Marcos inaugura Desalojar el rostro del artista Bernardí Roig.

Bernardí Roig, Black-Father white I, 2018
Donde la luz ciega: Bernardí Roig y la poética del negro

El artista Bernardí Roig presenta en la Galería Miguel Marcos la exposición Desalojar el rostro , un recorrido intenso que reúne una selección de trabajos recientes en diversos formatos —pintura, escultura y dibujo—. La muestra invita al espectador a adentrarse en la profundidad absorbente del negro ya dejarse cautivar por el contraste violento de la luz fluorescente, un recurso que Roig utiliza para provocar un vértigo visual y poner en cuestión la propia percepción de la figura humana.

Bernardí Roig (Palma, 1965) es uno de los artistas contemporáneos más reconocidos de la escena balear y española. Su trabajo, que abarca la escultura, la instalación, el dibujo y el vídeo, se adentra en los grandes temas de la condición humana: la soledad, el deseo, la ceguera, el silencio y la dificultad de comunicarse en una sociedad saturada de imágenes.

  • Bernardí Roig, Homo aluminio black, 2024.

La experiencia del cuerpo es el eje principal de Desalojar el rostro que se inaugura el 5 de noviembre. Los trabajos que presenta son dibujos expandidos que exploran la pulsión de la pintura entendida como una derrota y la necesidad de reinterpretar la caducidad del cuerpo dentro de una auténtica dramaturgia del espacio. Sus piezas sintetizan un universo complejo y polifónico, marcado por un barroquismo de metáforas que, mediante una narrativa desmedida, revelan una constelación de obsesiones y empeños. Este universo simbólico se convierte en una lucha contra la incomunicación del individuo ante un destino inevitablemente abocado a la extinción.

Una de las grandes virtudes de Desalojar el rostro en la Galería Miguel Marcos radica en su capacidad para liberar las piezas de la tiranía del tiempo y de sus surcos, como si cada obra consiguiera suspender el paso de las horas para convertirse en una presencia atemporal. En este gesto, Bernardí Roig asume las paradojas del minimalismo, empleando el espacio como materia prima, un territorio en el que la figura puede ser colocada, confrontada o incluso disuelta. Es en este escenario donde el artista articula una reflexión sobre la memoria, una memoria que, a base de sedimentarse, ha ido enquistándose en los bordes del recuerdo, hasta borrar los límites de su propia representación. De esta forma, la exposición se convierte en una poética de la persistencia y de la desaparición, un espacio donde el tiempo y la luz se enfrentan en silencio.

  • Bernardí Roig, Pintura negra III, 2025.

En la entrada de la galería, una figura de aluminio a tamaño natural, titulada Homo Lux (2025), impone su presencia silenciosa. La escultura, surgida de un molde —del vacío que un cuerpo ocupó—, se convierte en la huella de una ausencia, una presencia espectral y efímera, tan figurativa como incierta. La imagen muestra a un hombre semidesnudo, frágil y casi patético, una especie de branqueos monástico, a la vez meditativo y víctima de su propio peso existencial. Roig invoca una masculinidad desahuciada, llena de resonancias simbólicas y de alusiones al desmantelamiento de la figura masculina contemporánea, atrapada entre la luz y su propia desaparición.

Pinturas Negras de 2025 son tres grandes pinturas sobre terciopelo negro que cogen el relieve de Homo Lux . Las obras muestran cuerpos insinuados por líneas blancas, delicadas y temblorosas, que rasgan la densidad del negro y permiten que la luz se filtre como una respiración contenida. Son grietas en la oscuridad, cortes en la noche definitiva, donde la fragilidad de la figura humana se expone sin defensas. Éstas son pinturas desfigurativas, superficies que funcionan como espejos frágiles, donde se refleja un cuerpo que caduca —el nuestro, irremediablemente temporal. Ante estas sombras, emerge la serie Pinturas Negras , especialmente Black-Father White (2018–2025), un conjunto de retratos de luz en los que el artista busca capturar la semejanza huidiza del rostro de su padre, como si, en ese gesto, intentara retener lo que la memoria empieza a borrar.

  • Bernardí Roig, Homo-lux, 2025.

Homo Aluminium Black y Aristrocazia Nera de 2015 son otros conjuntos que podrán verse en Desalojar el Rostro de la Galería Miguel Marcos. Estas presencias de cuerpos -a veces cegadas, recluidas o expuestas a la dureza de la luz fluorescente- actúan como metáforas de la fragilidad humana, del combate constante entre la luz y la oscuridad, entre el conocimiento y el olvido. En la obra de Roig, la luz artificial se convierte tanto en elemento físico como en concepto, una materia que no sólo revela, sino que ciega y devora. Su intensidad se transforma en tensión y en presencia casi violenta, capaz de sacudir la mirada del espectador y obligarle a afrontar su propia vulnerabilidad ante la claridad que todo lo expone.

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