Lenguaje íntimo, esencial, libre. El artista Isabel Rabassa presenta en la galería La Plataforma Caverna , una exposición formada por treinta pinturas recientes fruto de un proceso creativo desarrollado a lo largo de más de tres años. La muestra propone una exploración íntima y simbólica que da forma a un viaje interior de transformación.
De vuelta de las vacaciones quedarán unos días para disfrutar de ese color como afirmación vital. Alejándose de la expresividad explosiva de trabajos anteriores, Rabassa adopta un lenguaje más contenido, donde el monocromatismo, el silencio y la sombra abren camino hacia nuevas formas de expresión. Las primeras obras de la serie, de un negro casi absoluto, dejan entrever tímidos resplandores de luz. Progresivamente emergen los colores y las formas, evocando la naturaleza, los animales y las figuras humanas, como un renacimiento simbólico que contrasta con la oscuridad inicial.

En el marco del circuito Art Nou 2025 y comisariada por Matías Krahn Uribe, donde se puede contemplar a una Isabel Rabassa que con el paso del tiempo, el color volvió a brotar. De la oscuridad surgen figuras, animales y espejos que anuncian un renacimiento tanto pictórico como vital. La exposición se convierte así en el umbral entre dos mundos: el profundo y el aparente, lo contenido y lo revelado.
El comisario Matías Krahn Uribe interpreta este trayecto como una inmersión intensa en los territorios de la psique y del inconsciente, un camino que se despliega sin mapa previo y que se deja conducir exclusivamente por la intuición. A su juicio, este proceso revela una dimensión vital que bebe del instinto más primario, pero que a su vez se manifiesta con una sensibilidad refinada y llena de matices, configurando así una etapa creativa marcada por la fuerza, la profundidad y una sutil sofisticación.

"De aquellos monocromos gélidos y misteriosos, que tardaremos en entender y valorar, de la luz tenue de los reflejos espectrales en el agua de la caverna, fue apareciendo el color, el amanecer, pájaros, caballos, animales y figuras. La oscuridad empezó a reflejar sombras dentro de las sombras, adquiriendo una vitalidad . de adentrarse en esta cueva simbólica, para ella sentarse a pintar formatos pequeños con delicadeza habría sido como una silla eléctrica, al igual que una tortura reducir los formatos, cambiar de pinceles, albañilería y materiales Soy testimonio de su búsqueda como pintora y como amiga, y considero que esta obra es excepcional, de inteligencia artificial”. Matías Krahn Uribe