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Editorial

El videoarte que el MACBA censuró de Eulàlia Grau

Cotxe a l'habitació, Eulàlia Grau, 1974
El videoarte que el MACBA censuró de Eulàlia Grau

Hace tiempo que conozco a la artista Eulàlia Grau Donada, reconocida por medio mundo, una terrassense a la que esta ciudad de Catalunya nunca le ha hecho caso, esas cosas bastante inexplicables de nuestro pequeño gran país. La conozco desde que le hice la portada número 162 de bonart, diciembre del 2013 -el mismo año de su extraordinaria retrospectiva en el MACBA-, y desde entonces he ido viendo a todo su mundo inmenso. Ahora, años después y gracias al Ministerio de Cultura de Andorra hemos podido organizarle otra y distinta exposición antológica. Lo hemos hecho en la sala de exposiciones del Govern de Andorra y se podrá ver hasta octubre; una exposición que hace temblar moquetas institucionales. Eulàlia Grau: un compromiso ético es una exposición que refleja una artista imprescindible para entender las artes visuales como herramienta de crítica social y agitación política, no como decoración neutra, una función legítima pero no esencial del arte.

Por primera vez se han mostrado conjuntamente seis de sus trabajos en videoarte , piezas que no habían salido prácticamente del cajón y que ahora, en pantalla, evidencian la misma ironía corrosiva y el mismo gesto irreverente que caracteriza a toda su trayectoria. Grau no filma por entretener: filma por incomodar, por preguntarse (y preguntarnos) por qué el mundo es cómo es, y por qué a menudo nos parece bien que siga siendo así. Un montaje que relaciona obras de pasado y presente para buscar complementariedades y movimiento narrativo y visual en el discurso expositivo.

La exposición recupera también algunas de sus obras más conocidas, como esa pieza censurada a la exposición que le dedicó el MACBA en 2013 , titulada "Me gustaría morir en un lugar donde nadie me viera. María", 2011-2012 (sí, incluso los museos contemporáneos si tan consecuentes con las mano tienen las mano con las mano, tienen la mano susceptibilidades). Pues bien, en Andorra, esta obra puede verse entera y es desgarradora y avanza como políticos, banqueros y monarquía corrupta ha acabado sentenciada en los tribunales. ¿Fue un presagio? ¿Fue una anticipada? Lo cierto es que sí y que se ha podido ver esta exposición gracias a la valentía y apoyo institucional de los técnicos andorranos y de la Ministra de Cultura, que vivieron con perplejidad, hace unos meses, como se censuraba una exposición, en una sala del común de Caldes-Engordany, del Museo del Arte Prohibido; por cierto! un museo que recientemente ha bajado el telón de su espacio de Barcelona, pero que seguirá trabajando de otra forma.

La muestra es un baño de realidad: recortes de prensa, imágenes manipuladas, escenas de la vida cotidiana donde se revela la violencia estructural con la misma claridad con la que otros artistas representan jarrones con flores. Grau disecciona el poder, la desigualdad, la hipocresía social y el escaparate capitalista con una frialdad casi científica, pero también con un humor desgarrador. Es el arte como arma cargada de lucidez. Hay videoartes como "Bitllo, Bitllo" que ponen de relieve la barbarie del turismo masivo en el Everest o en "Smart consum", como el consumismo exacerbado colapso el sistema.

En Andorra se ha abierto un espacio para ver, pensar y, si es necesario, reír nerviosos. Porque, como dice la propia artista, lo único que no puede permitirse es mirar hacia otro lado.

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