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Jornada de debate sobre el conflicto de las pinturas de Sijena

La Real Academia Catalana de Bellas Artes de Sant Jordi reúne a expertos para analizar el futuro y la controversia en torno a este patrimonio.

Detall de les pintures murals de Sixena exposades al MNAC. © Marc Rovira
Jornada de debate sobre el conflicto de las pinturas de Sijena

El jueves 26 de junio tuvo lugar una jornada sobre el problema de las pinturas murales de Sijena, en la R. Academia Catalana de Bellas Artes de Sant Jordi –a través de la iniciativa de su académico dr. Alberto Velasco-, organizada por el Congreso de Cultura Catalana. Pocas veces el salón de actos de la Academia se había visto tan lleno de público como en este caso.

La jornada constó de cuatro mesas: una en torno al arte, el patrimonio y los museos, otra sobre conservación-restauración, la tercera de carácter jurídico, y la última desde el punto de vista de la prensa y la comunicación. Se dijeron muchas cosas, pero como los ponentes eran doce y además había cuatro moderadores, no personalizaré las ideas que se lanzaron. Se dijeron muchas cosas, como no debemos erigirnos en jueces de los criterios del pasado. El salvamento de las obras en cuestión tuvo lugar en el verano de 1936 después del feroz incendio iconoclasta, y la decisión de salvar lo que quedaba se produjo en plena guerra, en circunstancias de máxima alarma y urgencia, y sin demasiada posibilidad de actuar preceptivamente. Las pinturas se habían quemado a unos 1000° de temperatura, lo que varió profundamente no sólo los colores de los restos, sino también la esencia misma del material que los constituía.

El actual conjunto custodiado durante cerca de noventa años en Cataluña ya no son las pinturas de Sijena, sino una realidad nueva consistente en sus cenizas, arrancadas del muro, fijadas sobre lienzo y redibujadas por sus restauradores en las muchas partes que se perdieron del todo en un incendio que, por cierto, no despertó en Aragón ninguna voluntad de salvación. Sin la acción de Josep Gudiol –que fue unánimemente reconocido por los participantes en la jornada- y su equipo, sufragada por la Generalitat de Catalunya, hoy no habría nada que reclamar, ya que lo que quedaba de ese conjunto quedó en la serena un tiempo al haberse quemado del todo el techo que cubría la sala.

Jornada de debate sobre el conflicto de las pinturas de Sijena Jornada 'Les pintures murals de la sala capitular de Sixena: I ara, què', la darrera setmana a la Reial Acadèmia Catalana de Belles Arts de Sant Jordi.

En el MNAC se ha tenido siempre un cuidado extremo de este conjunto de Sijena. Las pinturas pueden examinarse también por el dorso, manteniendo la humedad relativa en la sala en 58/60°, buena por el caseinato de calcio, mientras fuera de las salas de Románico la humedad se mantiene más baja. Con el traslado a Aragón podrán llegar a perderse el 20% de los restos de las pinturas tal y como están ahora. Pero la politización de todo el proceso ha terminado impidiendo que se impongan los criterios técnicos por encima de las voluntades políticas. Sin embargo, si técnicamente no se puede cumplir una sentencia, no debería forzarse que se cumpla. Dicen los técnicos de Aragón que el clima previsto en la sala del monasterio a la que volverán los vestigios de las pinturas será el mismo que ahora tienen en Barcelona, pero el proyecto de reposición preparado por la parte aragonesa no se ha dado a conocer.

Por otra parte, la Generalitat actual no ha interpuesto ningún recurso de amparo ante el Tribunal Constitucional, con lo que no se podrá llegar a apelar a Estrasburgo. Es evidente que a determinadas instituciones actuales de ahí les molesta que se hable de todo este problema. Sin embargo hay que agotar ahora todas las vías, pero todo el mundo era consciente de que quedan muy pocas. Los periodistas, muy combativos, se han sentido, sin embargo, solos en esta labor suya, y especialmente los participantes leridanos en la jornada opinaron que ahora ha habido más oposición catalana a la marcha de las piezas, y lo atribuyen a que actualmente la “víctima” es Barcelona –el MNAC-, mientras que en 2017 lo fue el Museu de Lleida. Y Lleida, reivindicaron ellos, "también existe". Cuando la Guardia Civil se llevó por la fuerza al anterior conjunto de bienes aragoneses del Museo de Lleida, quisieron escenificarlo de esa manera impetuosa e inclemente, cuando de hecho el regreso ya había sido pactado. Y su pretendida restitución no fue tal, pues aquellos bienes no volvieron a sus parroquias originarias, de la Franja, sino a un museo, en Barbastro sede del nuevo obispado fruto de la amputación del de Lleida, donde nunca habían estado antes.

Hay que tener siempre presente que el detonante de todo este problema tan ramificado, que en definitiva ha originado antagonismos innecesarios y lógicamente indeseables entre territorios, que tardarán siglos en cicatrizar, fue la amputación de una diócesis, la de Lleida, entre 1995 y 1998 circunstancia gravísima que el obispo, en cambio, conoció a través del diario El Heraldo de Aragón. Es una diócesis que existía con aquellos límites desde el siglo XII, que ya había existido antes de la invasión musulmana, y que hace una treintena de años, pues fue herida gravemente sin que el atentado respondiera a ninguna necesidad pastoral ni a ninguna voluntad de sus feligreses.

Si se acaba produciendo la marcha de las romanallas de las pinturas que ahora están en el MNAC, escenario que nadie de los presentes en las jornadas quería, se dijo por parte de varios ponentes que debería destinarse la sala despejada a un espacio “de memoria”, donde a la vez que se reprodujeran virtualmente las pinturas en este aspecto. traumático y sus concomitancias políticas.

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