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Antonio Raphael Mengs y el pintor olvidado que enseñó a ver la perfección ahora en el Prado

Una exposición histórica en el Museo del Prado reúne 159 obras que reconstruyen la obra y el legado intelectual del precursor del Neoclasicismo europeo.

Autorretrato Antonio Raphael Mengs Óleo sobre tabla de caoba,1773 Florencia, Gallerie degli Uffizi.
Antonio Raphael Mengs y el pintor olvidado que enseñó a ver la perfección ahora en el Prado
bonart madrid - 01/12/25

Antonio Raphael Mengs (1728–1779) fue un pintor que dejó una huella profunda en su tiempo, aunque con el paso de los años su talento quedara injustamente relegado al olvido. Nacido en Aussig, en lo que hoy es la República Checa, Mengs inició su formación artística en Dresde junto a su padre y posteriormente se trasladó a Roma, donde se empapó de los ideales del arte clásico gracias a su estrecha relación con el arqueólogo Johann Joachim Winckelmann. Su obra combinaba la armonía y el equilibrio renacentista con la influencia de maestros como Rafael, Correggio y Tiziano, persiguiendo siempre la perfección formal y la belleza ideal.

  • John Montagu, lord Brudenell Antonio Raphael Mengs, 1758 Kettering (Northamptonshire), Lent by the Duke of Buccleuch & Queensberry, K.T., and the Trustees of the Buccleuch Chattels Trust, BH/PTG/32.

A mediados del siglo XVIII, Mengs se convirtió en pintor de cámara de Carlos III en España, donde decoró palacios reales y realizó retratos que reflejaban no solo la apariencia física de sus modelos, sino también su personalidad, con un estilo elegante y mesurado. Considerado uno de los iniciadores del Neoclasicismo, se apartó del dramatismo barroco en favor de la serenidad y el equilibrio clásicos, destacando con frescos como Parnassus en la Villa Albani de Roma. Además, sus escritos teóricos sobre arte ejercieron una notable influencia sobre la reflexión estética de su tiempo y sentaron las bases que luego inspirarían a artistas como Francisco de Goya.

Con 159 piezas, la exposición en el Museo del Prado se presenta como una celebración sin precedentes de este pintor de corte, reuniendo pinturas, dibujos, bocetos y decoraciones murales que permiten reconstruir la amplitud de su talento y su influencia en el arte europeo del siglo XVIII. Sin embargo, Mengs no solo destacó por su maestría: su carácter intenso, subversivo y radical, junto con su rigidez dogmática, le granjearon fama de controvertido y le hicieron mantener “una relación conflictiva” con los círculos españoles de la época. A pesar de estas tensiones, su obra refleja una búsqueda constante de la perfección y la belleza ideal, fusionando la armonía renacentista con el equilibrio clásico que lo convirtió en un referente imprescindible del Neoclasicismo.

La muestra, comisariada por Andrés Úbeda de los Cobos y Javier Jordán, incluye 64 pinturas, 14 piezas de artes decorativas y 81 dibujos, grabados y estudios sobre papel, procedentes de 25 instituciones internacionales, nueve españolas y diez colecciones privadas. Esta diversidad permite explorar tanto su faceta de pintor de cámara y muralista como su dimensión intelectual y teórica, evidenciando la riqueza y el alcance europeo de su legado.

  • Caterina Mengs de Angelis como musa de la Poesía Antonio Raphael Mengs, 1777 Colección particular.

Organizada en diez secciones temáticas, la exposición recorre desde la formación del artista en Dresde y Roma hasta su consolidación como pintor de la corte de Carlos III, destacando sus vínculos con figuras como Rafael, Correggio y Winckelmann, así como su papel en la redefinición del gusto artístico en Europa. Entre las obras más destacadas se encuentran Lamentación sobre Cristo muerto, procedente de la Galería de las Colecciones Reales; Júpiter y Ganimedes, del Palazzo Barberini en Roma; y Octavio y Cleopatra, de la National Trust Collections en el Reino Unido, piezas que enriquecen notablemente la narrativa de la exposición.

La muestra también aborda la compleja relación de Mengs con Winckelmann, especialmente en la sección titulada El final de su relación con Winckelmann, que narra cómo una amistad se vio marcada por la controversia a raíz de la falsificación del fresco Júpiter y Ganimedes. Por su parte, en Mengs, pintor filósofo, se analiza su faceta teórica, que lo consolidó como un referente intelectual dentro del arte ilustrado, así como la recepción crítica de su obra tras su muerte, ofreciendo una visión completa de su legado tanto artístico como conceptual. Esta exposición no solo reivindica la figura de Mengs como un creador para quien la perfección era una urgencia, sino que también invita a redescubrir al artista que enseñó a ver, apreciar y entender la belleza clásica, consolidando su regreso como un momento necesario para la historia del arte europeo.

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