Exposiciones
Anatomía del espacio
La obra de Maria Helena Vieira da Silva ha sido, con frecuencia, interpretada desde marcos reductores. El Guggenheim Bilbao presenta una nueva mirada hacia la evolución del lenguaje visual y profundiza en la complejidad de la obra de Maria Helena Vieira en la exposición Maria Helena Vieira da Silva. Anatomía del espacio. Aunque la crítica ha vinculado su obra al informalismo europeo, la muestra cuestiona tal filiación al revelar un universo plástico que rehúye el gesto espontáneo para abrazar la paciente construcción de espacios mentales y arquitectónicos. Es en esa tensión entre abstracción y figuración donde late el núcleo de su trabajo: calles, bibliotecas, puentes y jardines que no pertenecen a ningún lugar real, pero que evocan todos los lugares posibles. Lisboa y París, Río de Janeiro y las ciudades de la memoria confluyen en sus lienzos como en un mapa imposible, donde el recuerdo traza sus propias perspectivas.
Formada en escultura y en contacto con la pintura de vanguardia en París, Vieira da Silva fue desarrollando un lenguaje visual propio, en el que confluyen la geometría de los azulejos lisboetas, las retículas domésticas de Bonnard y los ecos de la ciudad moderna. La artista centra sus obras en complejos interiores y vistas de ciudades, a través de los cuales explora el espacio y la perspectiva. En su retina habían quedado la azulejería portuguesa y su laberíntica Lisboa natal, elementos que utiliza para crear espacios que no son completamente abstractos, pero tampoco figurativos.
Vieira da Silva transforma la bidimensionalidad pictórica en una arquitectura enigmática: los pequeños rectángulos que pueblan sus telas, aplicados con empastes gruesos desde los años treinta, generan tramas que recuerdan tanto a dameros ornamentales como a planos urbanos. Sin embargo, estas estructuras no responden a una lógica racionalista; son composiciones inestables, abiertas al juego y a la duda, donde la mirada se extravía en un laberinto de líneas. Así, la artista reinterpreta la perspectiva clásica italiana para fragmentarla y multiplicarla, haciendo del espacio un terreno de indagación poética.
La exposición —comisariada por Flavia Frigeri— se funda- menta en una serie de pinturas clave realizadas entre las décadas de 1930 y 1980 a través de las cuales podemos contemplar.
