En pleno centro de Vigo, el Museo de Arte Contemporánea (MARCO) de la ciudad gallega continúa con su programación potente en forma de exposiciones temporales y del 4 de abril hasta el 7 de septiembre se puede ver la exposición de Alfonso Galván, comisariada por Miguel Fernández-Cid. En paralelo a esta exposición temporal se puede contemplar en la planta baja Generación 2025, para inaugurar el 20 de junio la exposición individual de Laura Lio.
Formado en la Academia de Bellas Artes de San Fernando, lejos queda su primera exposición en 1973. Galván conjuga y experimenta con un simbolismo personal, sumado a la visión de una realidad transcendida, incluso imaginada. La obra del artista madrileño tiene un fuerte contenido social, añadiendo además referencias culturales, símbolos y juegos.
Influenciado por el hiperrealismo estadounidense, Alfonso Galván, crea un recorrido expositivo que no sigue un concepto cronológico -se exponen obras actuales y de décadas anteriores-, sino que establece dos elementos diferenciados: una atmósfera con presencia de animales en escenas densas, cerradas; otra con apariencia más lírica, con paisajes abiertos y referencias orientalistas, incluso con textos en chino, en especial del Daodejing.
Ambas zonas de la exposición no buscan reproducir la realidad, tampoco el artista trabaja en ella, pero Galván busca controlar, respirar con sus composiciones aspectos que le preocupan. Un artista importante, pero que a veces se ha quedado olvidado, ahora recupera su hueco dentro del panorama artístico y lo hace con una obra distinta a los de su generación.
“Nunca pinto del natural. Invento el lugar. Precisamente por ser inventadas, las descripciones son muy precisas. Si tengo que pintar una persona o un animal, sí utilizo a veces una fotografía o unos apuntes. Puedo pintar de memoria porque he observado mucho la naturaleza. He aprendido el contacto con el paisaje: visual, olfativo y táctil”, explica Alfonso Galván sobre la exposición en el Museu de Arte Contemporánea de Vigo y su manera de crear.