“Tengo un animal singular…” son las palabras con la que se inicia el relato La cruza, escrito por Franz Kafka en 1917. Y también es el título que la creadora Abigail Lazkoz (Bilbao, 1972) ha elegido para presentarnos una singular retrospectiva de su producción anterior revisitada y actualizada desde sus trabajos más recientes, que no solo amplían y modifican lo ya hecho, sino que ofrecen además nuevos enfoques e itinerarios con los que releer su trayectoria.
En palabras de la propia artista, “la cuzca es un híbrido. Mitad dulce, mitad feroz. Es un límite transgredido, pero es doméstico y familiar.” Transgresión de los límites e hibridación son, por tanto, los conceptos que iluminan esta muestra, que también definen su propuesta creativa. Puesto que el trabajo de Lazkoz se ha vertebrado en torno al mestizaje y la dialéctica de opuestos (blanco/negro, lleno/vacío, bidimensionalidad/lo constructivo y objetual), así como en la ruptura y superación de las barreras que delimitan la práctica artística y, en concreto, la rehabilitación y ampliación de una disciplina tradicional, como el dibujo, mediante un enfoque conceptual y abierto a permutas y entrecruzamientos.

La agenda del DA2 para el último trimestre de 2025 se completa con una programación inteligente que intenta combinar diferentes propuestas, generaciones y ámbitos de proyección (desde lo local-regional a lo nacional e internacional) a través de monográficas de artistas consolidados o de mediana carrera (Tengo un animal singular), relecturas de sus colecciones (Horizonte vertical), catas de la creación más joven (Prohibido prohibir de Adrián Castañeda, Mateo Pardal o Trabajos de Máster de la Facultad de Bellas Artes de Salamanca) y el enfoque hacia las nuevas tecnologías audiovisuales (Visiones contemporáneas: Paloma Polo). Con esta oferta, parece afianzarse un proyecto de centro que, después de unos comienzos complicados en 2002, fruto de las decisiones contradictorias y los compromisos vacilantes de las administraciones implicadas, ha conseguido situarse dentro del circuito de arte contemporáneo nacional, consolidando su posición gracias a la donación definitiva en 2023 de los importantes fondos de la Colección Coca-Cola al acervo del propio DA2. Todo un ejemplo de las alianzas que necesariamente han de darse entre las instituciones públicas y las iniciativas privadas —modelo mixto que se repite en el Museo Patio Herreriano de Valladolid o el CAB de Burgos, por citar solo dos ejemplos del entorno castellanoleonés—, si se quiere continuar sustentando el entramado de infraestructuras museísticas dedicadas a la creación contemporánea en nuestro país.