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Entrevistas

Lucrecia Piedrahita: "Medellín y Colombia tienen una historia artística poderosa y turbulenta"

Ha hecho de curadora general de la Bienal de Medellín, con Oscar Roldán Alzate. El evento, que acaba de clausurar sus puertas com más de cien mil visitantes, acogió 160 artistas nacionales y internacionales.

Lucrecia Piedrahita: \

Arquitecta, museógrafa y comisaria de arte, con formación en periodismo urbano, estudios políticos y teoría crítica. Lucrecia Piedrahíta, nacida en Medellín, ha ejercido la docencia en diversas universidades nacionales e internacionales, contribuyendo desde la academia y la gestión cultural al desarrollo del arte y la ciudad.

¿Por qué hicieron coincidir las fechas de la Bienal de Medellín con la de Bogotá?

La coincidencia de fechas responde, ante todo, a una economía de escala que hoy es indispensable para cualquier proyecto serio; coordinar agendas permite flujos culturales entre ciudades. Además hay que recalcar que la Bienal de Medellín fue la primera del país.

¿Cómo se articula esta nueva bienal con la historia artística de Medellín y con el legado de las anteriores bienales latinoamericanas?

Medellín y Colombia tienen una historia artística poderosa y turbulenta, con figuras importantes como Débora Arango, Fernando Botero, Beatriz González, Olga de Amaral, Feliza Bursztyn... La bienal recupera ese legado y actualiza el espíritu de las primeras bienales latinoamericanas. Una bienal que ha sido posible al esfuerzo de mucha gente pero especialmente a Roberto Rave Ríos, director del Instituto de Cultura y Patrimonio de Antioquia (ICPA).

¿Qué tipo de diálogo busca generar la bienal entre artistas, curadores e instituciones locales e internacionales?

Un diálogo horizontal donde artistas de Medellín como Alejandro Tobón conversan con artistas de otros países... Queremos conexiones reales y sostenidas.

¿De qué manera se han planteado los ejes curatoriales para esta primera edición?

Tres palabras: memoria, ciudad y futuro. Cada sección respira estos ejes sin rigidez, buscando diversidad conceptual.

En América Latina, muchas bienales han enfrentado el desafío de sostenerse. ¿Cómo se proyecta la sostenibilidad?

Combinando esfuerzos públicos, privados y comunitarios. La sostenibilidad simbólica la garantizan los artistas.

¿Qué papel juega el arte colombiano contemporáneo dentro de esta estructura internacional?

El arte colombiano cada vez tiene artistas centrales con discurso crítico, sensible y radical imprescindible en la escena internacional. Desde Doris Salcedo i Clemencia Echeverri hasta Ana María Millán; el país dialoga con debates globales.

¿Cómo se vinculan las comunidades y artistas emergentes con la bienal?

Con mediadores territoriales, talleres y residencias. No queremos una bienal encerrada en salas blancas.

¿Qué importancia tiene para usted pensar una bienal desde Medellín en este momento?

Es un privilegio y una responsabilidad. Medellín está redefiniéndose, desde hace años, con la cultura como factor diferencial y, a parte, la bienal abre interrogantes que la política no puede o algunas veces evita hacerse.

Si tuviera que definir el espíritu de esta bienal en una frase...

Una bienal que mira al mundo con la misma intensidad con la que Medellín aprende a mirarse a sí misma.

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