La 24ª Bienal de Arte Paiz, uno de los encuentros culturales más emblemáticos de Centroamérica, abrirá su ciclo del 6 de noviembre de 2025 al 15 de febrero de 2026 entre la Ciudad de Guatemala y Antigua Guatemala. En esta edición, llamada El Árbol del Mundo, la bienal se erige como un mapa simbólico donde convergen raíces antiguas y ramas contemporáneas, invitando a reflexionar sobre los lazos invisibles que unen nuestras historias, nuestras comunidades y nuestras espiritualidades más profundas.

Se trata de una bienal de gran envergadura, que convoca a cuarenta y seis artistas y colectivos distribuidos en diez sedes emblemáticas. Entre estos espacios figuran el Museo Nacional de Arte de Guatemala, el Centro Cultural de España, la Casa Ibargüen y La Nueva Fábrica, entre otros. Uno de los aspectos más notables de esta edición es la fuerte apuesta por la performance, que adquiere un papel protagónico dentro del programa artístico. Bajo la mirada curatorial del italiano Eugenio Viola, director artístico del Museo de Arte Moderno de Bogotá (MAMBO), cada artista aporta su propia voz —desde lo ancestral hasta lo tecnológico, desde lo íntimo hasta lo colectivo— para dialogar alrededor de una figura universal: el árbol como eje que sostiene y enlaza todos los mundos posibles.

El Árbol del Mundo germina a partir de múltiples cosmogonías, con especial resonancia en la tradición maya. En estas escrituras míticas, el árbol se alza como conector de tres planos: el inframundo, la tierra que habitamos y el cielo que aspiramos. La bienal retoma este símbolo para leer nuestro tiempo: un momento marcado por tensiones y fracturas, donde el arte puede convertirse en un tronco común capaz de recordarnos la empatía, la escucha y la posibilidad del encuentro.
La propuesta se despliega en una convergencia inédita: piezas arqueológicas —máscaras, esculturas, incensarios y otros relicarios mayas— compartirán espacio con creaciones contemporáneas, generando un diálogo entre siglos que vuelve a encender la memoria del territorio y sus múltiples identidades.

Fiel a su metáfora, la bienal se ramifica como un enorme rizoma cultural. Museos, centros culturales, plazas y edificios históricos formarán parte del recorrido, permitiendo que las obras se arraiguen en la ciudad y respiren junto a su gente. El espacio expositivo se expande más allá de las salas, convirtiéndose en territorio vivo.
Reconocida como la segunda bienal más antigua de América, la Bienal Paiz reafirma su compromiso con la inclusión y el diálogo intercultural. En esta edición cobran protagonismo artistas indígenas, afrodescendientes, mujeres creadoras y colectivos experimentales, voces provenientes de geografías diversas que, juntas, construyen un tejido artístico para tiempos que buscan puentes más que fronteras.

La 24ª Bienal de Arte Paiz surge entonces como un espacio para reencontrarnos: con el pasado que nos sustenta, con el territorio que habitamos, con quienes comparten nuestro tiempo y, sobre todo, con nuestras propias preguntas. Una experiencia que celebra la complejidad de la identidad, la belleza del mestizaje cultural y la vitalidad transformadora del arte.