A partir del 23 de septiembre hasta el 19 de octubre, el Museo Nacional Thyssen-Bornemisza acoge la exposición Gaza a través de sus ojos, un recorrido visual compuesto por 27 fotografías que muestran la vida cotidiana en la Franja bajo el asedio. La muestra es fruto de la colaboración entre el museo, la Agencia de Naciones Unidas para la Población Refugiada de Palestina (UNRWA) y el Departamento de Protección Civil y Ayuda Humanitaria de la Comisión Europea (ECHO). Las imágenes, captadas por fotoperiodistas desde octubre de 2023, ofrecen un testimonio directo y conmovedor de la resistencia, la vulnerabilidad y la humanidad que persiste en medio del conflicto.

Desde hace casi dos años, la franja de Gaza —un territorio de apenas 365 kilómetros cuadrados— vive sumida en la devastación. En este espacio diminuto, donde habitan más de 2,1 millones de personas, la rutina ha quedado marcada por los bombardeos incesantes, el desarraigo y la ruina de todo aquello que sostenía la vida. Las familias sobreviven entre el miedo y la escasez, enfrentándose al hambre, la sed, la enfermedad y la pérdida, con apenas un resquicio de acceso a lo más elemental: alimentos, agua, medicinas y un refugio donde guarecerse.

La devastación en Gaza tiene tintes apocalípticos: barrios enteros han desaparecido del mapa y ciudades completas han quedado reducidas a escombros. Las ofensivas militares israelíes han golpeado de manera indiscriminada edificios civiles —hogares, hospitales, escuelas e incluso instalaciones de Naciones Unidas—, todos ellos amparados por el derecho internacional humanitario. También lo están quienes arriesgan su vida para asistir a la población: los trabajadores humanitarios. Más de 360 miembros de UNRWA han sido asesinados en la Franja, algunos mientras cumplían con su labor. Otros murieron junto a sus familias, borrando de un solo golpe vidas, memorias y generaciones enteras.
Esta exposición se convierte en un espejo de su mirada, en el testimonio directo de quienes habitan la franja. Es, al mismo tiempo, la voz de Gaza que se abre paso entre la destrucción y el silencio, una voz que interpela al visitante y lo invita a detenerse frente a la realidad que a menudo se intenta ignorar. Más que un conjunto de imágenes, es un llamamiento a no apartar la vista, a reconocer la dignidad de quienes resisten y a mantener viva su memoria en medio de la devastación.
