Exposiciones
Un siglo de arte vasco dialoga entre lo moderno y lo contemporáneo en San Telmo
100 años. Lo moderno y/o lo contemporáneo revisita un siglo de arte vasco.
100 años. Lo moderno y/o lo contemporáneo es una exposición que rompe con la cronología tradicional del museo, ampliando su recorrido histórico más allá de los años 80 para incorporar arte vasco contemporáneo hasta la actualidad. Inaugurada en abril de 2024, permanecerá abierta al público hasta abril de 2026. La muestra, comisariada por Peio Aguirre, inaugura una serie bienal concebida para ofrecer diferentes perspectivas sobre el arte. Su recorrido trasciende la sala de arte vasco e integra otros espacios del museo, como el hall de entrada, el torreón, la sala de industrialización y el coro, generando una experiencia expandida y dinámica.
Gonzalo Chillida, Segovia, 1953.
La muestra, en paralelo a Vistiendo un jardín, que se podrá ver hasta el 28 de septiembre, propone un recorrido que abarca desde la década de 1920 hasta la actualidad, trazando la evolución del arte vasco moderno y contemporáneo. En él se dan cita nombres fundamentales como Jenaro de Urrutia, Arteta, Tellaeche, Zumalabe, Lagarde, Oteiza, Lekuona, Celaya, Chillida, Basterretxea o Sistiaga, entre otros muchos.
El visitante también podrá adentrarse en las vanguardias y movimientos locales que marcaron la segunda mitad del siglo XX, con especial atención al Grupo Gaur —representado por figuras como Chillida, Basterretxea o Sistiaga—, así como a la llamada nueva escultura vasca, con artistas como Badiola, Bados, Moraza o Mendizábal. El recorrido se enriquece además con obras que dialogan con corrientes pictóricas como el neocubismo, la nueva figuración onírica o la vertiente expresionista.
Amable Arias, De lo visible y de lo invisible, 1966.
La exposición no se limita a un enfoque histórico, sino que incorpora también propuestas contemporáneas recientes, con creadores cuya trayectoria comenzó en los años noventa y continúa vigente hoy. Entre ellos destacan Itziar Okariz, Asier Mendizabal, Isabel Herguera, José Ramón Amondarain, Ibon Aranberri o June Crespo, cuyas obras amplían la mirada hacia el presente y muestran la vitalidad del arte vasco más actual.
100 años. Lo moderno y/o lo contemporáneo destaca por su capacidad de renovar la mirada sobre el arte vasco. En primer lugar, rompe con la estructura cronológica de la exposición permanente del museo, que solía concluir en los años 80, para integrar en su relato obras y lenguajes del arte contemporáneo más reciente.
Lejos de proponer una narración lineal, el comisario Peio Aguirre plantea una visión panorámica y cohesionada, donde se exploran los vínculos, rupturas y continuidades entre distintas generaciones de artistas. El resultado es un recorrido en el que el pasado dialoga con el presente, revelando conexiones inesperadas.
María Paz Jiménez, sin título, 1968.
La muestra se enriquece, además, gracias a un esfuerzo de colaboración interinstitucional. Entre los préstamos destacan los realizados por Kutxa Fundazioa, la Fundación Museo Jorge Oteiza y el Museo Reina Sofía, a los que se suman aportaciones de diversas colecciones privadas. Esta red de complicidades convierte la exposición en un proyecto colectivo que amplía tanto el alcance como el valor de su propuesta artística.
“Cien años, un siglo, es un lapso de tiempo suficientemente amplio como para comprobar los cambios de ciclo y época. (...) Hacia 1924 las noticias de las vanguardias artísticas europeas se extendieron por todos los rincones. Al mismo tiempo, comenzaban a labrarse las bases para una definición de un “arte vasco”. Cien años más tarde este término no es sino una expresión provisional que sirve para religar lo local con lo internacional, lo particular con lo universal. Esta exposición a partir de los fondos de San Telmo Museoa, junto con piezas de otras instituciones (Diputación Foral de Gipuzkoa, Kutxa Fundazioa...) establece un recorrido no lineal desde el pasado hasta el presente del arte realizado en nuestro territorio más próximo: desde la ciudad de San Sebastián a Gipuzkoa, y de ahí al conjunto del País Vasco. Se pretende aquí dejar hablar a las obras, conectarse entre ellas en un tupido tapiz de vínculos y asociaciones.” Peio Aguirre
