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Exposiciones

Horta, Picasso, Miró, Mont-roig

Jean Marie del Moral. Ermita de la Mare de Déu de la Roca, Mont-roig
Horta, Picasso, Miró, Mont-roig

A menudo el carácter de un paisaje ha influido de forma directa en la obra de un artista. Pensemos, por ejemplo, en la montaña de Sainte-Victoire, en la zona de Eix de Provença, que tanto incidió en la obra de Paul Cézanne. Del mismo modo, Horta de Sant Joan y Mont-roig del Camp se han convertido, con el tiempo, en sinónimos de Pablo Picasso y Joan Miró, dos grandes artistas estrechamente ligados a dos paisajes.

Cada uno el suyo, tan personal, tan propio y al mismo tiempo tan universal. Ambos pintores fundamentaron su obra –al menos durante unos años– en un territorio que, traspasado por el filtro de su mirada, tomó cualidades plásticas decisivas para sus itinerarios artísticos. El fotógrafo Jean Marie del Moral (Montoire-sur-le-Loir, 1952), que se ha interesado a menudo por la trayectoria de ambos artistas, se adentra ahora en la orografía del Baix Camp y las Terres de l'Ebre a través de la exposición Horta-Picasso. Miró-Mont-roig. Fotografías de Jean Marie del Moral, organizada por la Fundación Palau y Fabre de Caldes d'Estrac.

La muestra, que comisaría Manuel Guerrero, establece diálogos entre estos dos paisajes catalanes que revolucionaron el mundo del arte universal. Desde el localismo, Miró y Picasso supieron romper moldes y ensanchar horizontes, crear nuevos lenguajes que marcaron un antes y un después en la creación plástica occidental. Picasso, en 1908, se dejó seducir por las tierras rojas de Horta del mismo modo que Miró lo hizo por los paisajes rojizos de Mont-roig del Camp, donde pasaba los veranos alrededor de 1918.

Pese a los ochenta kilómetros que separan un lugar del otro, Jean Marie del Moral ha sabido encontrar puntos de unión, como si dos de los artistas más relevantes del siglo XX estuvieran conectados por similares fuentes de inspiración. No es la primera vez que el fotógrafo se interesa por las figuras de Miró y Picasso. A finales de la década de los setenta ya había fotografiado a Joan Miró con la intención de incluir las instantáneas en un largometraje dedicado a la intelectualidad española tras el fin de la dictadura. Años más tarde, a inicios de los noventa, también trabajó en torno a la figura de Picasso, con el documental Picasso y la tauromaquia, que seguía la estela de creaciones en torno al proceso creativo de los artistas, entre los que se cuentan fotografías de Motherwell, Antoni Tàpies, Miquel Barceló o Lichtenstein, entre otros.

Con esta exposición, que se podrá visitar hasta el 24 de septiembre, los dos grandes genios de la pintura vuelven a cruzarse en su camino y confluyen en las salas de la Fundació Palau.

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