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Exposiciones

Santi Moix i l’efecte "ripple"

Fins al 29 d'abril a la Fundació Lluís Coromina

The Ripple, 2016. Tècnica mixta sobre paper Canson de 300 gr. 280x200 cm.
Santi Moix i l’efecte \

Un espacio queridamente underground se abre de par en par. Al fondo, una caverna platónica. Lo cierto es la luz de unas ideas hechas mural colectivo. Santi Moix y un ejército creativo de personas con capacidades ilimitadas para enseñarles otra perspectiva de la existencia, como hace el arte, han actuado sobre este lienzo de blanco virginal. El papel como soporte, apelando al alma de los árboles. Las paredes gritan la intensidad de los sentimientos, de los colores, de las emociones reprimidas y liberadas. Los puntos que se difunden como ondas en el agua, el efecto ripple , entran en escena. Los puntos orgánicos y asimétricos, como signos, vuelan por doquier como si el cosmos se hubiera articulado. Parece un mandala contemporáneo, parece una explosión atómica de energía y sensaciones psicodélicas. Dibujo y pintura blanda y esquizofrénica se hibriden al mismo tiempo, mientras el collage que recorta la pulsión imperfecta de la vida se va encolando en cada fragmento de esta sinfonía a la alegría. Este mosaico de píxeles te atrapa hasta un punto concreto en el que la energía te absorbe absolutamente. Las formas orgánicas sólo braman para llevarte más allá, a un concepto metafísico del conocimiento. El artista y su dimensión social nunca se detienen. El arte ya tiene dimensión social pero en ocasiones se abraza aún con más intensidad con propuestas como la que acabo de capir, no sé si del todo. Las pupilas lloran lágrimas de amarillo libertad, de naranja pasión o de verde esperanza. El negro acaba estructurando lo que falta y el blanco de fondo hace respirar, si no morirías de exceso. Es bueno reencontrarse de nuevo con este infinito que se ha concretado. Las emociones de quienes la hicieron no dejan indiferente.

La primera vez que vi esta obra magnificente estaba enjaulada en el Centro de Restauración de Bienes Muebles de la Generalidad de Cataluña, en Sant Cugat del Vallès, donde la custodiaban fantásticamente, ya que le dieron una arquitectura para que se pudiera sostener y se pusiera en andar. Gracias a la sensibilidad e inteligencia de una mujer que lleva toda una trayectoria tratando el pretérito para fijarlo, hoy podemos volver a verla. Gracias, Esther Gual, por estar ahí. Gracias, Fundación Jerónimo de Moragas de San Cugat del Vallés, por realizar la labor social que hizo con el colectivo con diversidad y por tener esta idea de generar partituras artísticas corales. Gracias, Lluís Coromina, por acogerla. Gracias, Santi Moix, por la humildad y generosidad en proyectos así, donde tomas el relevo de los grandes autores de nuestra casa. Y, por supuesto, no damos las gracias a la Diputación de Barcelona, que se había comprometido a adquirir esta obra y que a última hora se desentendió de forma pedestre. Esperamos que acabe en un buen sitio.

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