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Arranz-Bravo. 80 años: presente continuo

Arranz-Bravo. 80 años: presente continuo

Fundación Arranz-Bravo de Hospitalet celebramos los 80 años del pintor Eduard Arranz-Bravo (Barcelona, 1941). No podía ser de otra forma. Eduard no es artista de miradas retrospectivas. Le interesa, tan sólo, la mirada presente del arte, alimento, sentido y soporte de su trabajo artístico. Hasta el pasado mes de noviembre, a través de una amplia selección de pinturas, esculturas y obra sobre papel, la exposición Arranz-Bravo. Present continu celebró la hora artística presente de uno de los pintores catalanes vivos más relevantes de la generación de los años sesenta en Cataluña. La muestra fue la primera de un conjunto de acciones que se llevarán a cabo en el marco del aniversario del pintor, como la presentación de un libro y una exposición dedicados a la fábrica Tipel, al cuidado de Carlos Toribio, y la edición de las memorias del artista, al cuidado del historiador y

Desde la Fundación Arranz-Bravo de Hospitalet celebramos los 80 años del pintor Eduard Arranz-Bravo (Barcelona, 1941). No podía ser de otra forma. Eduard no es artista de miradas retrospectivas. Le interesa, tan sólo, la mirada presente del arte, alimento, sentido y soporte de su trabajo artístico. Hasta el pasado mes de noviembre, a través de una amplia selección de pinturas, esculturas y obra sobre papel, la exposición Arranz-Bravo. Present continu celebró la hora artística presente de uno de los pintores catalanes vivos más relevantes de la generación de los años sesenta en Cataluña. La muestra fue la primera de un conjunto de acciones que se llevarán a cabo en el marco del aniversario del pintor, como la presentación de un libro y una exposición dedicados a la fábrica Tipel, al cuidado de Carlos Toribio, y la edición de las memorias del artista, al cuidado del historiador y crítico de arte Jordi Garrido.

Reivindicación del momento

La obra actual de Eduard Arranz-Bravo cristaliza algunos de los valores artísticos de la generación de los años sesenta en Cataluña: la reivindicación del momento presente, de la inmanencia existencial, de una realidad vivida de forma gozosa, irónica y crítica; una actitud que reaccionaba contra la mirada espiritual y trascendente promovida por el informalismo hegemónico de los años cincuenta y sesenta, y los dogmas y prohibiciones de la dictadura. Esto comporta dos actitudes y temáticas que reencontramos en la pintura contemporánea de Arranz-Bravo: el cuerpo humano y la experiencia radical del vivir. Si el cuerpo para Tàpies era un territorio hermético y oscuro, para Arranz-Bravo es un motor propulsor de energía desbordante, que tiene como centros de gravedad a cuatro centros anatómicos que pinta y repinta obsesivamente: la cabeza, el corazón, los ojos y las manos. El corazón es la fuente de la que brota la experiencia emocional del arte. La mano, el brazo ejecutor. El ojo es el medidor. Y la cabeza, la reflexión analítica necesaria para llevar a cabo cualquier acción artística.

Arranz-Bravo. 80 años: presente continuo

Positivizar la decrepitud

Todo este sustrato anatómico es imprescindible para centrarse en la comunicación de la intensidad de vivencias e instantes vitales. La alegría de un baile, del placer sencillamente de vivir, o de reírse del vivir. No se trata de una mirada frívola hacia la vida. Arranz-Bravo es muy consciente de la naturaleza trágica del hombre. Pero no decae en el abatimiento ni el nihilismo. Positiva la energía decrépita hacia la vivencia de la realidad que, vivida con intensidad en el presente continuo, puede resultar placentera e, incluso, gozosa. Son estos momentos encendidos de emotividad los que le interesa captar e inmortalizar en su pintura contemporánea.

Rotundidad escultórica

En el ámbito escultórico Arranz- Bravo ha trabajado en una dimensión emocional interesada en la captación de la armonía y la rotundidad vitales. En Bravo (2020) realiza una escultura serena, estructurada, como un arpa descansando después de un concierto, encontrando el punto exacto entre el orden y el tacto. Por último (2020) es también una obra de serena rotundidad, como un punto final de un libro. Porque Eduard no ha perdido esta hambruna interior de trastornarnos y sacudirnos, la cual, como indica el poeta Paul Valéry, es uno de los rasgos más distintivos de los grandes artistas y poetas. Es el mismo punto rotundo que encontramos en algunas de sus pinturas, como Tuto (2020).

Hay que tener siempre presente la biografía artística de nuestro pintor dado que pocos artistas catalanes vivos pueden hacer gala de una trayectoria tan rica e intensa. Eduard Arranz-Bravo (Barcelona, 1941) –pintor, grabador, escultor y dibujante– se forma en la Escuela de Bellas Artes de Barcelona, y con 25 años, a través de la mediación de Rafael Santos Torroella, inicia su trayectoria en la galería Gaspar, donde expondrá con regularidad hasta finales de los años setenta. En 1968 inicia la colaboración artística con Rafael Bartolozzi, con quien realizará obras y acciones relevantes a su tiempo, como los murales de la fábrica Tipel de Parets (1969), la exposición Medidas universales (Saló del Tinell, 1979) y la representación en el pabellón español de la Bienal de Venecia (1980).

Trayectoria internacional

Durante la década de los ochenta, ya en solitario, se traslada a Cadaqués, donde expone con regularidad en la galería de Lanfranco Bombelli, estableciendo relación con la comunidad artística internacional del pueblo, como Richard Hamilton, Dieter Roth y John Cage. En el campo cinematográfico, es director artístico de los filmes de Jaime Camino (Luces y sombras) y Bigas Luna (Triade). En 1989 tiene lugar una gran exposición antológica en el Palacio Robert de Barcelona y en el Paço Imperial de Río de Janeiro (Brasil). En la década de los noventa, se instala en Vallvidrera e inicia su relación profesional con la Galería Franklin Bowles de Nueva York y San Francisco, con la que ha realizado más de quince exposiciones. A partir de 2010, tiene representación galerística también en China y Rusia.

Fundación Arranz-Bravo

En 2009 abre la fundación Arranz-Bravo de L'Hospitalet, dedicada a la promoción de su obra y el arte emergente. En esta ciudad el artista es autor de sus dos monumentos principales: La acogedora (1985) y El puente de la libertad (2007). Ha sido fotografiado por Colita, Xavier Miserachs y, recientemente, Jean Marie del Moral. Han escrito sobre su obra Baltasar Porcel, Rafael Santos Torroella, Camilo José Cela, Luis Racionero, Cesáreo Rodríguez-Aguilera, José Corredor Matheos, Francisco Parcerisas, Antoni Marí, Vicente Altaió, Conxita Oliver, Arnau Puig, Pilar Parcerisas, Ricard Planas, Jordi Garrido, Núria Poch, Jéssica Jacques, Antoni Llena, Bernat Puigdollers, Aina Mercader y Albert Mercadé, entre otros.

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