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Exposiciones

Juan Muñoz regresa al Prado con un diálogo contemporáneo junto a los maestros clásicos

La gran exposición temporal explora la afinidad del escultor con Velázquez, Goya y las tradiciones del Renacimiento y el Barroco, entre salas íntimas y recorridos sorprendentes.

Imagen de las salas de la exposición “Juan Muñoz. Historias de Arte” Foto ©Museo Nacional del Prado/Luis Asín.
Juan Muñoz regresa al Prado con un diálogo contemporáneo junto a los maestros clásicos
bonart madrid - 18/11/25

En las salas solemnes del Museo del Prado de Madrid, donde Velázquez sostiene aún la mirada de sus meninas y Goya murmura en claroscuros, una presencia distinta comienza a insinuarse. Son las figuras silenciosas de Juan Muñoz, esos personajes suspendidos entre la risa y el desasosiego, que avanzan como sombras contemporáneas dentro de un templo de maestros antiguos.

El Museo del Prado abre sus salas a una presencia que parecía aguardarnos desde el silencio: Juan Muñoz. Historias de arte, una gran exposición temporal en la pinacoteca que disemina varias de sus obras entre los templos pictóricos de los maestros antiguos. El museo regresa así a uno de sus visitantes más fieles, un creador que encontró entre estos muros no solo inspiración, sino un escenario íntimo donde pensar el tiempo, el espacio y la mirada.

  • Imagen de las salas de la exposición “Juan Muñoz. Historias de Arte” Foto ©Museo Nacional del Prado/Luis Asín.

Juan Muñoz (1953–2001), figura esencial del arte contemporáneo español, vuelve simbólicamente al lugar que nutrió su imaginación. Su obra, siempre atravesada por enigmas, mantiene un diálogo subterráneo con el Renacimiento y el Barroco: épocas donde la arquitectura se abría como un teatro y la perspectiva era una forma de convocar al espectador al interior de la imagen. En Muñoz, esos legados se transforman en inquietud, en gestos detenidos, en personajes que habitan el límite entre la presencia y la desaparición.

Instaladas ahora en las salas del Prado, sus esculturas parecen escuchar a los maestros que lo precedieron. Conversan con la luz oblicua de Velázquez, con la teatralidad de Goya, con la geometría severa de los arquitectos del pasado. Su arte, hecho de sombras y silencios, revela una afinidad profunda con la tradición que lo formó, no como un homenaje nostálgico, sino como una reescritura poética de ese legado.

Esta exposición no es solo un recorrido, sino una coreografía de miradas: la del artista hacia el museo, la del museo hacia el artista, y la del público que descubre cómo la escultura contemporánea puede tensar los hilos invisibles que unen siglos distintos. En este encuentro, el Prado se convierte en un escenario donde el tiempo se pliega, y la voz muda de Juan Muñoz vuelve a resonar entre obras que lo acompañaron desde siempre.

Comisariada por Vicente Todolí, antiguo director de la Tate Modern (2003–2010), la exposición despliega —hasta el 8 de marzo de 2026— un vasto recorrido por las salas C y D del edificio de los Jerónimos y por diversos espacios del edificio Villanueva. Allí se entrelazan instalaciones, esculturas, libros personales, gabinetes repletos de pequeñas figuras, dibujos y grabados que permiten adentrarse en la cartografía íntima de Juan Muñoz.

La exposición se articula en dos secciones claramente diferenciadas. Por un lado, un recorrido íntimo en dos salas del edificio Jerónimos, dedicadas exclusivamente a las esculturas de Muñoz, donde se pueden contemplar obras emblemáticas como El apuntador o La naturaleza de la ilusión visual. Por otro, un espacio más audaz y expansivo, distribuido entre el exterior, dos salas de pintura y las escaleras del edificio Villanueva, en el que las esculturas se entrelazan con la visita tradicional del museo, estableciendo un diálogo directo y fascinante con los cuadros de Rubens o Velázquez. En este encuentro, lo contemporáneo y lo clásico se miran cara a cara, transformando la experiencia del Prado en un escenario vivo y sorprendente.

Llena de audacia, humor y una intensa mirada artística y humana, la exposición refleja la esencia de Juan Muñoz, uno de los creadores españoles más internacionales de finales del siglo XX. La muestra explora la relación apasionada y erudita que el artista sostuvo con los grandes maestros clásicos, revelando cómo su obra contemporánea dialoga con siglos de historia del arte.

Cada pieza actúa como una clave para descifrar la profunda sintonía del artista con los grandes maestros del Prado, especialmente Velázquez y Goya, así como con las tradiciones del Renacimiento, el Manierismo y el Barroco. Es un mapa de afinidades, un diálogo silencioso entre siglos, donde la obra de Muñoz revela su linaje secreto y su permanente conversación con la historia del arte.

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