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Exposiciones

Juan Uslé. Ese barco en la montaña: una travesía entre memoria, ritmo y luz

El Reina Sofía revisita más de cuatro décadas de creación, desde la abstracción íntima gestada entre Cantabria y Nueva York hasta las series que han marcado una de las voces esenciales del arte español contemporáneo.

Juan Uslé, The Little Human Element, 1998-1999, Colección Uslé-Civera, © Juan Uslé, VEGAP, Madrid, 2025.
Juan Uslé. Ese barco en la montaña: una travesía entre memoria, ritmo y luz

El Museo Reina Sofía presenta Juan Uslé. Ese barco en la montaña, una amplia retrospectiva dedicada al creador cántabro nacido en Santander en 1954. A lo largo de su carrera, desarrollada entre Nueva York y Cantabria, Uslé se ha consolidado como una de las figuras más relevantes del arte español contemporáneo, con una proyección internacional sostenida durante décadas.

La muestra, comisariada por Ángel Calvo Ulloa, propone un recorrido por más de cuarenta años de investigación pictórica, marcada por una abstracción lírica en la que el gesto, el pulso y la memoria construyen un lenguaje íntimo y vibrante. En su obra, la pintura adquiere un carácter casi musical, oscilando entre lo rítmico y lo geométrico.

  • Juan Uslé, Amapola, 1991, Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía. Depósito Colección Soledad Lorenzo, 2014, © Juan Uslé, VEGAP, Madrid, 2025.

La exposición podrá visitarse del 26 de noviembre de 2025 al 20 de abril de 2026 en la Planta 1 del Edificio Nouvel. Reúne cerca de un centenar de piezas procedentes de colecciones públicas y privadas, además del fondo conservado por el propio Uslé y la artista Victoria Civera, ofreciendo así una visión amplia y matizada de su trayectoria creativa.

La relación entre Juan Uslé (Santander, 1954) y la ciudad de Nueva York constituye uno de los ejes fundamentales para comprender la evolución de su obra. Desde finales de los años ochenta, el artista alterna su vida entre el silencio rural de Saro, en Cantabria, y la intensidad urbana de Brooklyn, donde mantiene uno de sus estudios. Este desplazamiento continuo entre ambos lugares ha generado un territorio creativo híbrido en el que la ciudad estadounidense no actúa como simple escenario, sino como una fuente profunda de resonancias sensoriales.

Nueva York imprimió en la pintura de Uslé un pulso reconocible, especialmente visible en series como Soñé que revelabas, donde el gesto repetitivo del pincel sigue un ritmo casi cardiaco. El artista ha explicado en varias ocasiones que trabaja a menudo de noche, cuando la ciudad se atenúa y el propio latido se convierte en guía del proceso pictórico. De esa atmósfera surgen composiciones que combinan rigor y vibración, orden y respiración, geometría y emoción.

La ciudad también desempeñó un papel decisivo en su proyección internacional. En Nueva York, Uslé encontró un contexto artístico abierto, un diálogo con la abstracción contemporánea y oportunidades expositivas que contribuyeron a consolidar su perfil dentro del panorama global. Su pintura, sin abandonar la carga poética y sensorial que la caracteriza, adquirió allí un tono más expansivo, atento a los ritmos de la vida urbana y a la pluralidad de experiencias que ofrece una metrópolis en constante transformación.

  • Juan Uslé, Sin título, 1987, Colección Uslé-Civera, © Juan Uslé, VEGAP, Madrid, 2025.

Ese barco en la montaña es la segunda exposición que el Museo Reina Sofía dedica a Juan Uslé. La primera, Open Rooms(2003), se presentó en el Palacio de Velázquez y posteriormente viajó a varias instituciones internacionales. Más de dos décadas después, esta nueva mirada a su trayectoria parte de un recuerdo profundamente arraigado en la memoria del artista: el hundimiento del buque Elorrio en 1960 frente a la costa de Langre (Cantabria), muy cerca de la casa familiar en la que Uslé creció.

La exposición se despliega como un viaje cronológico, un hilo continuo que recorre los distintos periodos de la obra de Juan Uslé y los enlaza con las estaciones expositivas que han marcado su trayectoria desde los años ochenta hasta hoy. Todo comienza en 1987, en la madrileña Galería Montenegro, donde sus primeras constelaciones pictóricas encontraron un espacio de revelación. A partir de ahí, el mapa se expande: en 1991, las salas del Palacete del Embarcadero y de la Nave Sotoliva, en Cantabria, acogieron obras que ya anunciaban una voz en pleno ascenso; un año después, Uslé llevaría su pulso característico hasta la documenta IX de Kassel, integrándose en uno de los grandes escenarios del arte contemporáneo.

  • Juan Uslé, Manthis, 1998-1999, Colección Museo Helga de Alvear, Cáceres, © Juan Uslé, VEGAP, Madrid, 2025.

El itinerario prosigue con paradas significativas: el IVAM en 1996, donde su lenguaje se abrió a nuevas resonancias, y el Palacio de Velázquez, aquel espacio del Reina Sofía que ya le había dedicado la exposición Open Rooms y que volvía a dialogar con su pintura desde una arquitectura bañada por la luz. Entre todos estos hitos, emerge un cauce central que vertebra su trayectoria: la serie Soñé que revelabas, ese latido pictórico que, durante las últimas tres décadas, ha sido el tronco firme desde el que han brotado ramificaciones, silencios, ritmos y desplazamientos.

Así, la presencia de Nueva York en la trayectoria de Juan Uslé no se limita a una etapa biográfica, sino que forma parte de un imaginario pictórico que conjuga movimiento, luz y memoria, también metrópolis y aldea, o lo que es lo mismo, aislamiento e integración. Su obra, situada entre dos mundos, revela cómo un paisaje urbano puede convertirse en impulso íntimo y silencioso, y cómo ese diálogo continuo con la ciudad ha dado forma a una de las trayectorias más singulares del arte contemporáneo español.

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