Rosalía ha decidido abrir una nueva etapa artística con Berghain, el primer adelanto de Lux, su próximo y muy esperado álbum. La artista catalana continúa transitando territorios fronterizos, donde la ópera convive con pulsos electrónicos y una identidad multilingüe que expresa la complejidad de su imaginario global. La publicación del tema este lunes 27 de octubre no ha sido simplemente el lanzamiento de una canción, sino una declaración de intenciones: Rosalía no está interesada en acomodarse dentro de las etiquetas que ya ha contribuido a redefinir.
Su nuevo trabajo parece reafirmar algo que muchos ya percibían. Cada proyecto de Rosalía plantea un desafío a la tradición, al consumo fácil y a las jerarquías culturales que aún intentan separar lo altamente académico de lo popular. En Berghain se escucha el deseo de experimentar sin miedo a la contradicción. Se reconocen ecos de la vanguardia operística que dialogan con la energía nocturna de los clubs más icónicos. También se aprecia una voluntad de celebrar la hibridez: voces que cambian de idioma como quien cambia de emoción.

Este single funciona como invitación a un universo estético más ambicioso. Todo apunta a que Lux no será un simple capítulo dentro de su carrera, sino un nuevo mapa. Rosalía continúa demostrando que se siente cómoda en el papel de autora que incomoda, de creadora que interrumpe la rutina de lo previsible. Su música, llena de riesgo y de claridad conceptual, exhibe una certeza: la cultura popular contemporánea sigue necesitando figuras que empujen los límites hasta que dejen de parecer límites.
La espera ha terminado: Motomami ya es historia y da paso a Lux, que inicia su recorrido con una primera parada en Berghain. Este primer capítulo resulta espectacular y audaz, un verdadero salto al vacío que, sin embargo, se traduce en un resultado exquisito. Junto a Björk e Yves Tumor, la artista canta en tres idiomas, predominando el alemán, inspirado en la famosa y exclusiva discoteca berlinesa que da nombre al tema, un referente mundial de la música techno.

Rosalía es una artista que arriesga por el arte y como explicaba Zane Lowe “por primera vez en mi carrera, no tengo palabras… Rosalía está cambiando las reglas del juego de nuevo”. La catalana se acompaña de la orquesta y del coro y juega con referencias religiosas junto a la aparición de La dama del armiño es un retrato renacentista pintado por Leonardo da Vinci hacia 1489-1490. Representa a Cecilia Gallerani, joven de la corte de Ludovico Sforza en Milán, en una pose de tres cuartos que aporta dinamismo y naturalidad. La figura aparece iluminada con gran delicadeza, lo que resalta la anatomía del rostro y las manos, mientras que el fondo oscuro concentra la atención en la protagonista. El armiño que sostiene simboliza pureza y alude tanto a su apellido como al propio duque, conocido como “el Armiño”. La interacción entre la dama y el animal convierte la obra en uno de los retratos más innovadores y expresivos de su tiempo.

Lux, el esperado nuevo álbum de Rosalía, llegará a las plataformas el próximo 7 de noviembre, consolidando la ambición artística que la cantante catalana ha demostrado a lo largo de su carrera. Con 18 temas, el disco promete un mosaico de sonoridades y voces, fruto de colaboraciones que reflejan tanto su alcance internacional como su compromiso con la tradición musical ibérica.
Entre los nombres que participan se encuentran figuras de enorme prestigio y diversidad estilística: desde la vanguardista Björk hasta las voces emblemáticas de la música española como Carminho, Estrella Morente y Silvia Pérez Cruz, así como agrupaciones corales como la Escolania de Montserrat o el Cor de Cambra del Palau de la Música Catalana. También se suman artistas contemporáneos de proyección global como Yahritza e Yves Tumor, evidenciando la voluntad de Rosalía de tejer puentes entre distintas generaciones y universos sonoros.
Este elenco sugiere que Lux no será solo un disco más en su trayectoria, sino un ejercicio de audacia artística: un lugar donde tradición, innovación y experimentación conviven, y donde Rosalía reafirma su capacidad para cuestionar y expandir los límites de lo que la música popular contemporánea puede ofrecer.