El cómic puede considerarse una forma de escritura visual que, a diferencia de la prosa, genera asociaciones y vinculaciones mediante la concurrencia de texto e imágenes. Utilizando estas propiedades, Chris Ware (Omaha, Nebraska, 1967) ha conectado con los orígenes del cómic, ha planteado potentes renovaciones narrativas y nos ha demostrado que el cómic o las historias dibujadas, incluso en plena época digital, pueden ser una de las prácticas artísticas más cautivadoras de nuestro presente. Durante mucho tiempo el cómic parecía ofrecer mero entretenimiento al lector, buscar “una única reacción emocional”, en palabras de Ware, pero él se siente heredero de aquellos autores que, a partir de los años sesenta, se propusieron transmitir un amplio repertorio de emociones a través del cómic. Por eso, una de las características del estadounidense es la empatía, o sea, otorgar a sus personajes la humanidad que Charles Schulz insufló a su amado Charlie Brown. Por supuesto, hubo muchos otros historietistas que le inspiraron, desde Schulz, que fue el primero en crear personajes empáticos, hasta Art Spiegelman, Ben Katchor, Lynda Barry, Jerry Moriarty o Frank King.
Jimmy Corrigan: The Smartest Kid on Earth, Chris Ware (2000)
Comisariada por Jordi Costa, jefe del departamento de exposiciones del CCCB, Dibuixar és pensar es una exposición coproducida por este centro y la feria del cómic de Barcelona (FICOMIC). Invita a recorrer cronológicamente la obra de Chris Ware, uno de los autores de cómic más relevantes e influyentes de la actualidad, de la mano de una amplia selección de obra original, animaciones, objetos y piezas escultóricas, poniendo el foco en su lenguaje. "Es un artista que ha marcado un punto y aparte en la evolución de la historieta, que en sus manos ha experimentado un salto radical; un autor que ha puesto la base teórica para la consideración del cómic como un gran arte", dice Costa. Según algunos expertos, las comparaciones de su obra con Ulises de James Joyce son bien apropiadas.
Rusty Brown, Chris Brown (2019)
La obra de Chris Ware pone el foco en hechos insignificantes sólo en apariencia, pero que quedan marcados en la memoria. Buenos ejemplos son Jimmy Corrigan, el chico más listo del mundo, que ganó el Guardian First Book Award y fue seleccionado como uno de los 100 mejores libros de la década por el Times de Londres en el 2009 y también Rusty Brown (Ed. Reservoir Books), dos obras pobladas por tristes personajes. Un rasgo distintivo de su práctica es que sus novelas gráficas se sitúan a medio camino entre el libro y el artefacto y, además, explora y expande las posibilidades creativas del libro como objeto. Su producción ha salido de los medios impresos para llegar a los circuitos habituales del arte, y ha sido expuesta en varios museos.
Ups And Downs, The New Yorker, Chris Ware (2022)