El Museo Nacional de Arte de Cataluña expone de nuevo, hasta el 7 de enero, una de las piezas más singulares de su fondo: 'El Cordero del Apocalipsis Agnus Dei' de Antoni Miralda (Terrassa, 1942) , figura clave del arte conceptual y conocido por sus acciones colectivas y rituales llenos de significación.
Entre sus proyectos destaca el Honeymoon Project (1986-1992), un matrimonio simbólico entre la estatua de Colón de Barcelona y la de la Libertad de Nueva York. Esta iniciativa incluyó acciones diversas, una de las cuales fue la ofrenda de una espectacular colcha, un bordado gigante de 18x15m, inspirado en el cordero del ábside de Sant Climent de Taüll , obra cumbre del arte románico catalán. En 1989, este cordero desfiló por la Quinta Avenida de Nueva York , llevado por noventa personas que se asomaban por unas perforaciones diseñadas específicamente para la ocasión, dejando una imagen colectiva bastante singular.
’Anyell de l’Apocalipsi «Agnus Dei»’ a Nova York (1989)
'El Cordero del Apocalipsis Agnus Dei' ya se ha exhibido dos veces en el MNAC: en 1995, en la exposición Agnus Dei. El arte románico y los artistas del siglo XX, y en 2019, con la ceremonia-performance Peccata Mundi. Ahora, su reaparición vuelve a transformar la Sala Oval en un escenario en el que se encuentran la mística de Taüll y un universo pop de dimensiones colosales.
El tapiz de Miralda, que reinterpreta el cordero místico con tonalidades turquesa, malva, rosa y plateado, proyecta una nueva dimensión en la iconografía cristiana. El cordero, símbolo esencial en la tradición cristiana desde los primeros siglos, representa a Cristo como pastor bondadoso que guía su rebaño y como sacrificio para la redención de la humanidad. Con siete ojos y el libro de los siete sellos, el cordero que describe el Apocalipsis es una alegoría de la manifestación divina. Esta imagen, muy presente en el arte románico, vincula la figura de Cristo con el cordero inmolado para salvar a la Humanidad. Sin embargo, en manos de Miralda, esta representación tradicional se transforma radicalmente.
Arc de l’Anyell apocalíptic de Sant Climent de Taüll, cap a 1123.