José María Nunes (Faro, Algarve, 1930 – Barcelona, 2010), que se definía como de ideología anarquizante, llegó a Sevilla con su familia a los 12 años, y más tarde se trasladó a Barcelona, donde vivió en una de las barracas de Montjuïc. A principios de los cincuenta entrar en el mundo del cine haciendo todo tipo de trabajos, hasta que en 1957 logró su primero filme como director, Mañana, una obra de episodios que supone una creación poética con la que construye un innovador lenguaje nada común en la época, dotado de un aire de novedad.
Pero su título más emblemático es Noche de vino tinto (1966), con Serena Vergano y Enrique Irazoqui (que había hecho de Jesús en El evangelio según san Mateo, de Pasolini, dos años antes). la soledad y entorno de la Barcelona del barrio Gòtic, de un lenguaje muy sencillo y fuera de cualquier convencionalismo. Fue reconocida por Alain Resnais. y Jean-Luc Godard como una obra culturalmente destacada y clave dentro de la escuela de Barcelona, aunque el autor se consideraba independiente. , que, pese a contar con la actriz Nuria Espert de protagonista y la Barcelona de Gaudí de trasfondo, no deja de ser una obra mucho menor en relación con la anterior, le recordé que al hacer la crítica de su filme clave citaba, como resumen, lo que yo consideraba las tres fases de la película: prólogo -“espíritus en soledad”-, acto primero –“noche de vino tinto”- y epílogo – “la soledad después de la noche”-, lo que admitió como una posibilidad de planteamiento “a posteriori”, al tiempo que me comentó: “Creo que el cine que vale nunca dejará de ser ensayo, creo que el cine no está descubierto y hay que hacer todo lo posible para aportar algo a esta evolución de un posible cine que nunca se descubrirá, ya que está constantemente vivo; ”.
Reivindicativo y transgresores, en su última película, Res publica (2009), continuó con su espíritu experimental y de anárquico maldito (un hombre explica las razones de su suicidio largamente meditado). Con José María Nunes, un emblemático personaje a recordar, cerramos las referencias a la escuela de Barcelona, escuela que supuso un aire nuevo y rupturista en el cine catalán, aunque sus carencias y su gratuito informalismo.