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Exposiciones

Joan Brossa y la poesía de acción

Fins al 16 de juliol

Fotogrames del curtmetratge Màgia a Catalunya, 1983, de Manuel Cussó-Ferrer.
Joan Brossa y la poesía de acción

Hay todavía otros Brosses por descubrir, por reivindicar. Joan Brossa desplegó un imaginario teatral y, sobre todo, parateatral en todos los ámbitos de su poesía: visual, objetual, literaria y, obviamente, escénica. Y ahora nos invita a participar con él y su obra a través de la exposición Joan Brossa y la poesía de acción, el parateatro en la Fundació Joan Brossa. Un imaginario que descarta la narrativa y la lógica y se adentra en el mundo de la transformación, la sorpresa, el hechizo y la ocurrencia.

La exposición y el libro que forman parte del proyecto se acercan a este otro Brossa: Fregoli y el carnaval de revuelta; prestidigitadores, payasos y trapecistas; titiriteros, faquires, mimos y strippers; el cine que no quiere contar argumento reiterado y las sombras hechas con las manos. Con una clave que lo atraviesa todo: lo performático. O esa denominación que el poeta había dado por buena: el teatro irregular; o el postteatro.

¿Qué conecta el circo con la magia, con el music-hall , con el striptease , con una cierta concepción del cine, con todas estas técnicas o disciplinas escénicas? Dentro de la poética brossiana, lo que más le atraía de estos espectáculos es su antinarratividad. O, al menos, su narratividad encubierta. Todos estos lenguajes no buscan atrapar al espectador en una cadena narrativa, ordenada y causal. Al contrario, estos lenguajes se presentan como manifestaciones performativas y visuales que plantean un momento espectacular o una sucesión –no narrativa– de momentos espectaculares que, ante todo, buscan sorprender y maravillar al público.

Demasiadas veces la obra proteica de Brossa, interdisciplinaria como pocas, es tomada por sus analistas a través de compartimentos estancos: la crítica literaria se centra en el poeta de la palabra escrita; la crítica de arte, en su visualidad; la crítica de teatro, en sus aventuras escénicas. Pero hay que coger a Brossa como un todo, buscar sus continuidades y no dividirlo en fragmentos aislados. No sólo porque para él estas divisiones no existían, sino porque la máxima legitimidad de su obra, más allá de la voluntad del propio autor, es esa uniformidad en tantos campos de la creación contemporánea.

Joan Brossa y la poesía de acción, en directo: cuando nadie hablaba de performance , él ya estaba haciendo juegos de prestidigitación. O sombras con las manos. Y se convertía en un performer antes de que sus personajes empezaran a decir palabras. Quizás es por eso que pedía al espectador una posición activa, fuera del ostracismo habitual que manifestamos como público:

si juzga el espectáculo con sus ideas habituales, es mejor que se quede en casa.

Eude, genericthumbnail_arranzbravo. general 04-2014

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