Bonart -

'Equipos verdes'; versus 'lavado verde'

Vivimos en un mundo de contradicciones: hablamos de igualdad en sociedades cada vez más desiguales, hablamos de empatía y no paramos de producir armas mientras dejamos que las personas que huyen de sus países se ahoguen muy cerca de nuestras costas ... El mundo del arte también vive esta situación paradójica. La agenda 2030 es la hoja de ruta y hacemos exposiciones sobre sostenibilidad y cómo construir un mundo mejor en comunidad, mientras jets privados asisten a inauguraciones de espacios de arte que promueven la preservación del entorno, por no hablar del desbaratamiento de recursos que suponen los grandes eventos artísticos (ferias, bienales o blockbusters ) o, en el día a día de muchos museos, la cantidad de materiales de exposiciones que no se reciclan, los sistemas de iluminación o de climatización energéticamente poco eficientes o cómo nos impacientamos cuando los resultados de una búsqueda online tardan más de un segundo.

Con el objetivo de proporcionar guías de actuación para trabajar en términos de responsabilidad ambiental desde el mundo del arte, nace Gallery Climate Coalition, una entidad sin ánimo de lucro que trabaja desde Nueva York, Los Ángeles, Taiwán, Londres, Berlín, Italia y desde hace unos meses también desde España, impulsada por Carolina Grau y Latitudes, entre otros.

Y como nada mejor que los datos para visualizar lo que puede ser cambiado, la página web de GCC (www.galleryclimatecoalition.org) ofrece una calculadora que indica la cantidad de CO2 que producimos al realizar un viaje de trabajo, organizamos un transporte, imprimimos documentos o trabajamos desde casa.

Una institución que ya ha incorporado medidas concretas es el Museo Guggenheim de Bilbao, que ha cambiado el sistema de iluminación, aprovechando al máximo la luz natural, utiliza muros de papel reciclado para las exposiciones temporales, utiliza cajas de alquiler para en el transporte de obras, reutiliza los elementos museográficos y está iniciando un trabajo en red para compartirlos con otras instituciones (siguiendo el modelo de Barder.art en Estados Unidos). Ésta es precisamente la diferencia entre los green teams y el green washing . Montse Badia