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Entrevistas

Elena Ruiz Sastre: "No podemos seguir abordando el arte sólo desde los conceptos historiográficos, ¡debemos presentarlo a través de las emociones!"

Elena Ruiz Sastre: "No podemos seguir abordando el arte sólo desde los conceptos historiográficos, ¡debemos presentarlo a través de las emociones!"

Elena Ruiz Sastre, nacida en Soria en 1960, es una reconocida historiadora del arte y gestora cultural que desde 1990 ocupa la dirección del Museo de Arte Contemporáneo de Eivissa (MACE), uno de los primeros museos de arte contemporáneo de 'España. Con una formación sólida en Historia del Arte y una experiencia docente previa, ha destacado por su labor en la ampliación y consolidación de la colección del museo, así como por su capacidad para posicionar al MACE como un centro de referencia en la escena artística.

Bajo su dirección, el museo ha crecido en prestigio e influencia, especialmente gracias a su labor para vincular a Ibiza con movimientos vanguardistas como el Grupo Ibiza 59, que atrajo a artistas destacados del arte abstracto. Además, Elena ha impulsado proyectos innovadores que integran el arte con la sociedad, liderando programas educativos y terapéuticos destinados a acercar el arte a diferentes colectivos sociales, poniendo especial énfasis en el impacto emocional y social del arte contemporáneo.

Ricardo Planas Camps. Para empezar, ¿qué implica la incorporación de una exposición como la de Santi Moix en el Museo de Arte Contemporáneo de Ibiza? ¿Cómo ve la relación con la artesanía actual que está volviendo al arte contemporáneo?

Elena Ruiz Sastre. Mira, acabo de volver de la Bienal de Venecia, donde existe una gran presencia de tejidos y artesanía contemporánea, y parece que cada vez habrá más. Destaca especialmente una fuerte impronta latinoamericana en el discurso de artistas vinculados al mundo indígena, que recuperan técnicas tradicionales de tejidos, cerámica y decoración. Todo esto nos remite a un mundo primitivo donde estas prácticas tenían una función práctica, pero el arte contemporáneo se aleja de esta utilidad práctica. Un ejemplo claro es la obra de Albert Pinya, un artista joven mallorquín que ha expuesto en Eivissa y que ha trabajado con la cerámica. Ha creado formas inspiradas en los huevos fenicios, que servían para guardar las cenizas de los difuntos. Los artistas a menudo conectan con lo primitivo, con lo ancestral, y con lo que es profundamente humano y cultural.

RPC. ¿Y cómo ve la relación con el ámbito digital?

ERS. El digital no sustituye al presencial, sino que lo complementa. Creo que estamos ante el desarrollo de herramientas tecnológicas muy poderosas. El reto es educarnos para hacer un buen uso de estas herramientas y debemos saber dosificarlas, sin permitir que nos sustituyan o nos anestesien hasta el punto de convertirnos en robots que sólo sabemos consumir.

RPC. Psicológicamente ya comienzan a haber estudios algo alarmantes sobre el tema. Sobre todo a nivel de adicciones en niños pequeños.

ERS. Sí, tiene un componente anestésico. Desde el punto de vista de la neurología, las emociones que se graban en nuestro cerebro, especialmente en la amígdala, están ligadas a vivencias. Lo que queda fijado es una emoción que forma parte de una experiencia vivida. Cuando estas vivencias son dolorosas, la mente humana tiende a engañarse y, a menudo, anestesia los recuerdos que nos provocan dolor. Sin embargo, si entendemos el propósito del dolor, no necesitaremos anestésicos, porque el dolor nos sirve para conocernos mejor, es parte de nosotros.

RPC: ¿Cómo percibe ésta la relación entre arte y dolor?

ERS. El arte es una vía que, desde mi punto de vista, no siempre conduce a la felicidad. A menudo, los artistas abordan temas dolorosos, pero sin embargo, el arte es un camino hacia el conocimiento. Lo más directo es la música. De repente suena y ya nos transporta a emociones, mundos, imaginaciones... La palabra, la poesía, en cambio, nos conducen hacia la reflexión.

RPC: Nos enseñan a leer, a escribir, pero en cambio, a nivel de artes visuales, la educación es más escasa. En el museo tienen un flujo importante de escuelas y niños, ¿nos puede hablar un poco sobre esta línea del museo?

ERS. La educación, especialmente la promovida por los organismos competentes, me parece bien intencionada, pero creo que carece de una atención adecuada al ámbito emocional. Si estudias la historia del arte, puedes obtener muchas claves para comprender a artistas como Rubens o Velázquez, ya que esto implica investigar el contexto histórico, la política y las relaciones sociales de ese momento. Esto te ayuda a entender por qué estos artistas pintaban de ese modo, pero la historia del arte no te dará el significado profundo de sus obras; para ello se necesitan otras herramientas de conocimiento.

RPC: ¿Cuáles?

ERS. Estas herramientas a menudo proceden de la investigación, especialmente sobre las emociones y entra en juego la educación emocional, que considero fundamental. En el museo, por ejemplo, tenemos un programa llamado "Museo Terapéutico" y organizamos visitas en esta dirección. Cuando la gente llega al museo, no entra directamente en las salas de exposición; primero pasan por una sala didáctica donde realizan ejercicios de respiración. Esto les permite desconectar de lo que llevan de la calle y entrar en otro espacio. Es importante facilitar esta transición porque muchos visitantes no conocen el entorno del museo. Quizás yo sé más sobre historia del arte porque lo he estudiado, pero emocionalmente, todos somos parecidos. Las emociones como el asco, el miedo, la tristeza o la alegría son universales, y aquí no hay posible segregación, ni barreras de idioma, género o conocimiento.

RPC. Hace unas semanas entrevisté a Beatriz Herráez de Artium y ella ponía énfasis en la deuda histórica que existe en sus colecciones en cuanto a la visibilización de las mujeres. ¿Qué piensa?

ERS. En ocasiones se pueden crear narrativas inclusivas en cuestiones de género, pero no siempre es fácil. Por ejemplo, en el Museo, nuestro punto de partida fue el Grup Eivissa 59, donde sólo había una mujer. Con la directora de Es Baluard de ese momento, Imma Prieto, propusimos que ellos, con mayor capacidad económica, hicieran una exposición dedicada a Katja Meirowsky, la única mujer miembro del grupo y conseguir visualizarla más y mejor. Existe otro caso interesante. Del MACE dependen otros dos museos: el Puget y la Casa Broner, que gestionamos como espacios satélites, permitiéndonos exponer tanto la pintura figurativa tradicional de las islas como las vanguardias. La Casa Broner fue donada por Gisela StraussBroner, la viuda del arquitecto y pintor Broner. Cuando recibimos el legado Broner, los planos fueron al Colegio de Arquitectos, mientras que nosotros recibimos la casa y algunas pinturas. Años más tarde, investigándolas, descubrí con asombro que estaban firmadas por ella. Aunque Gisela StraussBroner quizás no era pintora de profesión, había jugado un papel sometido, quizá de forma voluntaria, en una estructura familiar donde su marido brillaba. Estas cuatro obras ya se han integrado en dos exposiciones temporales y tenemos la intención de incorporarlas permanentemente a la Casa Broner. Esta pequeña historia es suficiente para empoderar la figura de Gisela StraussBroner y situarla en un plano de igualdad.

Elena Ruiz Sastre: "No podemos seguir abordando el arte sólo desde los conceptos historiográficos, ¡debemos presentarlo a través de las emociones!" Sense títol, Katja Meirowsky (1957)

RPC. Hablemos de colecciones. ¿Cómo se conforma la del museo?

ERS. Surge del núcleo de Eivissa 59, el grupo de vanguardia de las islas. En el museo, tenemos una presencia que incluye personalidades como el pensador Walter Benjamin y su relación con el fotógrafo Raoul Hausmann, que estuvo en la isla en los años 30. Pero la mayoría de los artistas que destacamos son de después de los años 50, como Isabel Echarri y Giorgio Pagliari. También hay otros artistas que, a pesar de no formar parte del Grup Eivissa 59, dejaron huella en la isla, como Emil Schumacher, Hans Kaiser, Will Faber y Joan Semmel. En los años 50, muchos alemanes llegaron a Ibiza para establecerse, buscando recrear esa imagen bucólica de paraíso.

RPC. Ahora que habla de paraíso... El historiador Lluís Costa, junto con Bruno Ferrer, acaban de publicar 'La destrucción del paraíso', las cartas de Walter Benjamin, que ya empezaba a anticipar el conflicto con el turismo.

ERS. Walter Benjamin es una voz luminosa y precursora de muchas ideas, pero todavía mantiene una esencia de tardorromanticismo. De hecho, la tradición romántica se extiende hasta entrado el siglo XX. Un ejemplo interesante es el caso de Ivan Spence, el primer gran galerista de Eivissa. Tengo sus memorias inéditas, donde cuenta una anécdota de los años 60: se compró un carro y un burro para moverse por la isla, y un día, llegando al Café Montesol, ató el burro a un árbol. Cuando un policía le prohibió aparcarlo allí, Spence exclamó: "Me voy de Ibiza, ya no es lo que era". Esta frase refleja cómo, para él, en los años 60 ya parecían el fin de una época. Curiosamente, hoy, desde la perspectiva del 2024, vemos los años 60 como una época idílica, pero para quienes vivían ese momento, ya parecía que la esencia de Eivissa se estaba perdiendo.

RPC. Aprfundimos con el binomio turismo y cultura.

ERS. El turismo está generando un gran desequilibrio, lo que es evidente. El boom turístico de los años 60 transformó esta isla, antes económicamente pobre, en un sitio con un desarrollo enorme. Ahora es evidente que es necesario regularlo, ya que hay muchas carencias que deben estudiarse bien. Es necesario moderar el turismo de masas, así como la alta inflación provocada por el turismo de personas con gran capacidad adquisitiva que compran fincas y encarecen los precios de todo tipo de negocios. Desde nuestro punto de vista, hablando desde el museo, no hemos experimentado ningún tipo de crisis.

RPC. ¿Ha ayudado de alguna manera?

ERS. Quiero creer que colabora positivamente. Nosotros no experimentamos un desbordamiento de visitantes. Somos optimistas porque lo que ofrecemos se está "consumiendo" con moderación.

RPC. Los almacenes visitables son una tendencia muy interesante, pero los almacén tienen límites, no se puede crecer infinitamente.

ERS. El proyecto del almacén visitable es un deseo que pudimos cumplir el pasado año con una exposición. Este museo tiene mucha historia. Nació conceptualmente en 1964 con la Bienal de Ibiza, y la apertura se materializó entre 1969 y 1972. Es uno de los primeros museos de arte contemporáneo del Estado español, fuera de Madrid y Barcelona, que en ese momento no tenían una sede fija, siendo reconocidos. Se creó durante el tardofranquismo con una clara finalidad de propaganda política, pero con el tiempo se convirtió en un museo temporal, sólo abierto durante la temporada de verano. Luego se convirtió en un museo estable, aunque esta etapa duró poco.

RPC. Usted ha logrado consolidar esta iniciativa.

ERS. He estado al frente de este museo durante más tiempo que cualquier otro director, lo que aporta estabilidad, así como dinámicas buenas y algunas quizás no tan buenas (sonríe). Gracias a ello, hemos podido mantener el museo abierto de forma estable durante todo el año, lo que nos ha permitido inventariar las colecciones, dándonos cuenta de su heterogeneidad. Una de mis misiones es volver a investigar los fondos antiguos de la Bienal para recuperar ese legado.

RPC. ¿Tiene alguna línea de estudio o beca en este sentido?

ERS. No disponemos de becas de investigación. La investigación la hacemos nosotros directamente desde el museo. Por ejemplo, actualmente tengo un proyecto en mente: llevar a museos europeos lo que sucedió en Ibiza, explicar a los europeos lo que los artistas alemanes hicieron aquí y transmitir ese mensaje de cultura y civilización. Ellos supieron transformar el drama. La gran historia que cuenta este museo, especialmente en el capítulo del Grup Eivissa 59, es que fueron capaces de convertir el drama en obra de arte y en vida.

RPC. ¿Por cuándo su libro de memorias?

ERS. ¡No lo sé! (sonríe). He escrito y publicado mucho, pero las personas tenemos las horas que tenemos. No quiero excusarme, pero creo que tengo otras prioridades. He sido una mujer divorciada, que ha tenido que sacar adelante a tres hijos, y dirigir un museo, mientras creábamos la Casa Broner y el Museu Puget, que no existían antes. Quizás sea algo que me plantee más adelante.

RPC. Esto es un legado muy importante. ¿Cómo lo ve el futuro dentro de diez años?

ERS. Veo que todo esto es un capital enorme que sólo hará que crecer. No hay otra posibilidad; no puede decrecer. Todo lo que se crea de manera constructiva es algo que hay que mantener y mejorar, y no me cabe duda.

RPC. Las políticas públicas destinadas a la cultura tienden a consolidarse pero normalmente no crecen. ¿Cree que el sector privado debería involucrarse más?

ERS. Las administraciones tienen un límite. En la actualidad, tengo a una presidenta del patronato con un entusiasmo enorme por la cultura. El año pasado, el presupuesto del museo aumentó, y veo un gran apoyo por parte del Govern Balear, que nos proporciona subvenciones nominativas anuales. Hablando con Pedro Vidal, secretario de Cultura, también noto su entusiasmo. En cuanto a la acción privada, existe una asociación de amigos del museo que es ágil y apasionada, y siempre apoya mediante donaciones, como las de Rosellón y José Luis Blanquer, que tenemos depositadas aquí en el museo.

RPC. También está el tema de la emergencia climática y cómo la cultura responde al kilómetro cero, a las praxis sostenible, al uso de energías renovables en sus equipamientos...

ERS. Aparte de aprender de errores del pasado, ahora nos encontramos con un nuevo paradigma que debemos resolver. ¿Y cómo lo hacemos? No es fácil. Por ejemplo, en el museo hay un aparato de aire acondicionado... Durante la pandemia, se comentó que si sacamos los aires acondicionados de los lugares públicos que habían sido cerrados, el aire sería más puro. En los museos no pueden prescindir de ellos para conservar las obras de arte, pero si podemos tener energías renovables para minimizar el impacto. Es un tema de equilibrios. Durante la pandemia, yo venía como personal autorizado con un guardia de seguridad todos los días en el museo; era fantasmagórico andar por la calle cuando no había nadie. Teníamos que regular la temperatura y la humedad para asegurar que las obras no se estropearan.

RPC. ¿Cómo abordó todo el tema del Covid? ¿Qué cosas positivas y negativas cree que ha dejado?

ERS. Abordamos la situación con mucha reflexión. Las consecuencias positivas fueron ese enfoque didáctico. No podemos seguir abordando el arte sólo desde los conceptos historiográficos, puesto que es un mensaje absolutamente intelectual. Estamos pidiendo que la gente entienda qué es el arte conceptual o el informalismo abstracto, cuando vienen personas que no tienen conocimientos previos. Debemos presentar el arte a través de las emociones, y eso nos lo enseñó la pandemia. La pandemia nos dio una gran lección de humanidad y nos situamos en el nivel de las personas, dejando el discurso intelectual para los especialistas.

RPC. ¿Qué surgió?

ERS. Creamos un museo mucho más amistoso y abandonamos discursos que podían parecer crípticos, permitiendo que la gente accediera a discursos más aproximativos desde el punto de vista emocional. Ahora bien, después de la cóvida el mundo ha empeorado en la repetición de los mismos errores y en la hipocresía respecto al cambio climático.

RPC. ¿Ha realizado alguna exposición sobre estas cuestiones medioambientales?

ERS. La exposición de Santi Moix es una reflexión sobre la flora y la naturaleza, y la de Joana Vasconcelos el pasado año también lo era. Nosotros no hacemos política ni lanzamos titulares políticos; simplemente trabajamos allí.

RPC. Xavier Barral siempre ha dicho que todo lo humano es política.

ERS. La consecuencia puede ser política, desde mi punto de vista, pero nosotros vehiculamos el mensaje del artista. Joana Vasconcelos nos prestó una pieza, 'Valkyrie Crown', que es maravillosa y gira en torno al reciclaje. Joana trabaja dando trabajo a mujeres lisboetas con tejidos ancestrales, recuperando prendas que no se tiran. Por tanto, llevamos una obra hecha por mujeres con materiales reciclados, que incluye sus labores y un pedazo de cinta. Esto es una gran lección de ecología. En cuanto a la obra de Santi Moix, la titulé 'La Scoperta del Fuoco', en referencia a un cuadro de Tintoretto que se encuentra en Venecia.

RPC. Veo que le apasiona la historia, los mitos y su interpretación...

ERS. Sí, uno de mis intereses es la enseñanza y la comunicación, y el otro son los mitos y la interpretación de los símbolos en lo contemporáneo. Creo que los artistas utilizan a veces de forma consciente y otras inconsciente un lenguaje de símbolos ancestrales que, aunque parezcan herméticos, están cargados de significado. La obra de Santi Moix plantea un universo paradisíaco. Por un lado, es un Edén, y por otro, la flor es el símbolo más concreto de la condición efímera de la vida, que podemos observar con nuestros propios ojos cuando llega la primavera y florecen las flores, para desaparecer en el ninguno de unos meses. Santi recorrió toda la isla de Menorca, donde hizo dibujos en carboncillo, y después caminó por Ibiza, recogiendo pequeñas especies de orquídeas que crecen espontáneamente en la isla y otras flores locales.

RPC. Es nuestro Sánchez Cotán en versión siglo XXI

ERS. Yo no miento a Sánchez Cotán en el texto, pero sí hablo de dos artistas mujeres que pintaban flores desconocidas: Barbara Dietzsch y Maria van Oosterwijck. Hay algunas coincidencias sorprendentes que dejaban a Santi boquiabierto, porque le enviaba fotos de un cuadro de un cardo hecho por Barbara Dietzsch, que es del siglo XVIII, y un dibujo de un cardo hecho por él, y resultaban prácticamente idénticos. La exposición de Santi también simboliza el nacimiento de la naturaleza. En el texto, también llamo un cuadro de Lucas Cranach, al que considero uno de los pintores más sabios de la historia. Su cuadro sobre el Edén logra representar todos los episodios en un mismo plano, ya que no tenía otra forma de hacerlo. Sin embargo, Santi hace lo mismo pero al revés: nosotros, los visitantes de la exposición, somos los primeros seres humanos que habitan el Edén, mientras a nuestro alrededor observamos el nacimiento de la naturaleza.

RPC. Interesante reflexión por finalizar.

ERS. Según el Pentateuco, en el Génesis, Dios ordena a la Tierra que florezca. Además, el Enuma Elish, un poema anterior a la Biblia atribuido a Efren (posteriormente santificado como San Efren por los cristianos), expresa una idea similar: un dios ordena a la Tierra que florezca y germine. Esta orden de inicio es similar a la idea de Heráclito, que habla del fuego como origen de la vida. También podemos recordar el mito de Prometeo, que utiliza el fuego como símbolo de vida. Prometeo es el héroe que roba el fuego y lo da a los humanos, sufriendo el castigo de los dioses por su acción.

Elena Ruiz Sastre: "No podemos seguir abordando el arte sólo desde los conceptos historiográficos, ¡debemos presentarlo a través de las emociones!" 'La Scoperta del Fuoco', Santi Moix

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